La regla crítica. Las lenguas coprófagas. Es justo y necesario que las palabras absorban las consecuencias del cambio semántico, que evolucionen sobre sí mismas y que vayan cambiando su significado con el pesar y el pasar de los años, pero siempre fieles a sus orígenes, por cuestiones de lógica etimológica.
Las lenguas coprófagas. La verdad es que tuvo que ser relativamente cómodo crear ataduras entre los adefesios de mal aspecto y los seguidores del fascismo para dar vida a un término como el de facha. Y mucho más sencillo aún, si tenemos en cuenta que uno de los enemigos más peligrosos de los seres humanos libres y creadores en una sociedad moderna es, a parte del despotismo y el lameculismo, la ignorancia.
A pesar de todo, teniendo en cuenta que el fascismo supone una actitud autoritaria, y sin necesidad de entretenerme en cualquier otro dato que pudiera caer en las redes sociales del populismo o en uno de los mayores depredadores del conocimiento, como es la propaganda partidaria y malintencionada, me acojona la facilidad que tienen muchas personas para sacar su lengua a pasear y decirle a alguien eso de que es un facha, cayendo en un insulto tan denigrante que se convierten a sí mismos en dignos destinatarios del mayor de los desprecios, por ser groseros, maleducados, avasalladores, ineptos, ridículos, huecos, totalitarios y manipuladores.
Porque estos individuos de enorme embocadura son los auténticos fachas, por mucho que calcen zapatos hechos con piel de cordero, por mucho que se refugien en la ceguera de los inútiles y por mucho que se hagan el tonto.
No hay consolador posible para las putas bocas de los bocas, esos que suben sus bocazas a las barcazas y se dejan arrastrar por las putrefactas corrientes de aguas fecales, esos que se suben a la báscula antes y después de exprimir sus vientres para calcular el peso de sus propias deposiciones, esos que tienen la habilidad pelotera de los escarabajos para hacer bolas de mierda con sus lenguas coprófagas y para transportarlas a cualquier sitio que vayan, con tal de joder y fastidiar.
Deberíamos recuperar el auténtico sentido de las palabras para poder evitar el reduccionismo al que nos tienen acostumbrados esos energúmenos, porque ser facha ya no es cuestión de rojos o azules, ni de diestros o siniestros, ni de Villaviciosos de Arriba o Villaviciosos de Abajo, ni de Epi o Blas, ni de estreñidos o descompuestos.
Las lenguas coprófagas. La regla crítica. Texto & imagen por Carlos Penas.
La regla crítica es un diálogo transversal entre las artes y miradas asombradas, inquietantes e incluso irrespetuosas, conocedoras del poder de la imaginación en la creación de identidades.