Sus dibujos representan un mundo bizarro donde lo bello se combina con lo macabro.
El perverso romanticismo de Nicolas Tolmachev. Nació el 9 de diciembre de 1993 en Brovary, en la región de Kiev. Nicolás comenzó a dibujar desde su infancia, cuando su abuela le leía libros, en su imaginación nacían imágenes extrañas. El artista de origen ucraniano todavía es estudiante de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Paris, pero sus brillantes ideas y hábil técnica muestran un gran potencial.
La pelvis desnuda de una mujer cuyo vello púbico forma un Wi-Fi; la cabeza de un cisne saliendo del bóxer de un sujeto; un hombre haciendo una felación al pico de un cisne; un querubín rasurando la axila de una mujer —esta última en referencia al “El nacimiento de Venus” (1484) de Botticelli—; un ángel apagando el incendio de unas flores con su orina; dos hombres a punto de besarse…
¿Qué es la intimidad? ¿Un beso? ¿Sexo? ¿Un viaje introspectivo? ¿Amor? ¿Tocarnos o tocar al otro? ¿Entendimiento? ¿Un momento de éxtasis? ¿Explorar los instintos más primitivos? Esas preguntas asaltan mi mente cuando observo las ilustraciones de Nicholas Tolmachev.
Sus dibujos representan un mundo en el que se fusionan dos temas opuestos. Las cosas bellas tratan situaciones incómodas y poco convencionales, lo que hace que sus resultados finales sean únicos. Románticas pero de alguna manera espeluznantes, las obras de Nicolás sin duda captan la atención del espectador.
Siempre se inspiró en artistas como Sandro Boatichelli, Giovanni Battista Tiepolo, Antoine Watteau y en la pintura de los siglos XVIII y principios del XIX. Así como Gustav Klimt y Henri Toulouse-Lautrec.
El perverso romanticismo de Nicolas Tolmachev. Románticas y desconcertantes, sus obras llaman la atención del espectador, que se convierte en observador de una serie de pinturas yuxtapuesta, pero muy equilibrada.
Hoy en día, Nicolas cree que el arte contemporáneo no tiene un estilo unificado, por lo que cada artista puede encontrar su propio estilo único para expresar sus pensamientos, su visión del mundo. Su propia creatividad se desarrolla a pasos agigantados dependiendo de lo que le resulte inspirador en ese momento.
Las extrañas obras de Tolmachev forman una serie de escenas visualmente serenas con un contenido perverso, que incluye desde un cupido afeitando la axila de una Venus hasta un chico besando apasionadamente a un cisne. Hermosas figuras de flores y animales se ven involucradas en situaciones incómodas y no convencionales.
El perverso romanticismo de Nicolas Tolmachev. Por John Headhunter.