Asomarse al alma humana a través del visor de Christer Strömholm es un regalo.
Christer Strömholm, el fotógrafo que convirtió la tragedia en belleza. Un viaje a un mundo en blanco y negro que poco dista de nuestros días presentes. Actualmente reconocido como uno de los precursores de la fotografía en Suecia, abrió los ojos al mundo en Estocolmo, en el seno de una familia burguesa cuyo entorno, con el tiempo, confesaría haber sentido como una trampa.
La tragedia golpeó su adolescencia cuando su padre, militar de profesión, se quitó la vida cuando él tenía apenas 16 años. Este evento traumático marcó un punto de inflexión en su vida, llevándolo a emprender un periplo por el mundo.
Fundación MAPFRE acoge en la Sala Recoletos de Madrid la retrospectiva de Christer Strömholm, coincidiendo con la exposición de Chagall, Un grito de libertad, y nos invita a sumergirnos en la rica vida de un fotógrafo cuyas imágenes capturan la esencia humana en diversos lugares del mundo durante el siglo XX.
La directora de Cultura de Fundación MAPFRE, Nadia Arroyo, revela que las obras de Strömholm son testimonios directos, sin artificios, capaces de penetrar en lo más profundo del subconsciente sin buscar seducir, ni explicar.
El suicidio de su padre, un militar, marcó su juventud, impulsándolo a un viaje artístico por diversas ciudades europeas. Su despertar político durante la Guerra Civil española y sus experiencias en conflictos bélicos dejaron una profunda impronta en su visión artística.
Aunque se unió al colectivo Fotoform, su enfoque no se centró en la experimentación técnica, sino en la expresión emocional de sus obras. Su experiencia en la Guerra Civil lo llevó a trabajar como correo entre España y Francia, y más tarde se unió al ejército finlandés y apoyó la resistencia noruega durante la Segunda Guerra Mundial.
En París, tras la guerra, ingresó en la Académie des Beaux-Arts y entabló contacto con destacados fotógrafos como Cartier-Bresson, Boubat y Brassaï.
En cuanto a su obra en España, se fijó, como ya hemos señalado, en los ambientes urbanos menos trillados: prostitutas, guardias civiles, sacerdotes y, sobre todo, niños quienes quizá le trajeran algún recuerdo propio.
Christer Strömholm, el fotógrafo que convirtió la tragedia en belleza. El fotógrafo llevó su lente a diversas partes del mundo, desde Japón hasta Estados Unidos y España, capturando la dignidad en la pobreza y la vida nocturna de transexuales en Pigalle, París.
La clave para transmitir dignidad a las personas que fotografiaba estribaba en sentir un verdadero interés por sus vidas. Esta pulsión que experimentó por lo profundo de las almas de los seres humanos, también se hará visible en sus retratos de escritores y artistas del París del momento.
Su contribución a la cultura fotográfica en Suecia fue significativa, dirigiendo la Escuela de Fotografía de Estocolmo durante una década. A pesar de su valioso aporte, el reconocimiento público no llegaría hasta 1986, con la exposición Nueve segundos de mi vida, en el Moderna Museet. Once años después, recibió el prestigioso Premio Hasselblad.
Cuando pienso en la fotografía y cuando veo cuidadosamente mis imágenes, pienso que todas ellas, cada una a su manera particular, no son más que autorretratos, una parte de mi vida».
Christer Strömholm
La vida y obra de Christer Strömholm están impregnadas de una profunda conexión con la historia, la política y la diversidad cultural, lo que añade capas de complejidad a su legado fotográfico.
En una época dominada por una mirada más objetiva y fría, reivindicamos a Strömholm, quien abogó por una imagen subjetiva y existencial. También inmortalizó a artistas notables como Antonio Saura o Duchamp.
La exposición de Fundación MAPFRE se convierte así en un emotivo viaje a través de las distintas etapas de la vida y carrera de este fotógrafo, enfatizando la riqueza y profundidad de su legado.
Las palabras del propio Strömholm reflejan su compromiso con la fotografía como forma de vida, una mirada compasiva y discretamente humorística que ha dado lugar a una obra singular y estéticamente inconfundible.
Strömholm, a través de sus imágenes, afirmó la imposibilidad de fotografiar la experiencia ajena, ofreciendo obras que capturan su biografía, sus viajes y su profunda conexión con el sufrimiento humano.
La exposición se erige como un homenaje a la libertad de elegir la propia vida y identidad, una celebración de la obra de quien, a través de cada imagen, construyó un autorretrato adicional, consolidando su posición única en la historia de la fotografía.
Strömholm capturó su entorno a través de imágenes en blanco y negro, reflejando su integridad, humor discreto y una estética profundamente personal.
La exposición es un recorrido a esos lugares comunes donde poder observar sin complejos; un espacio para sentir, para emocionarse y mirar con el corazón abierto y con los ojos cerrados.
Os invitamos a viajar a través de su sensibilidad al sufrimiento humano, arraigada en sus vivencias personales, esas que marcaron un nuevo rumbo en la fotografía.
- Sala Recoletos, Fundación MAPFRE
- Hasta el 5 de mayo de 2024
Por Fundación MAPFRE