Marc Caellas y Esteban Feune de Colombi publican ‘Dos hombres que caminan’, su filosofía y práctica del paseo como instrumento artístico y de conocimiento
Dos hombres que caminan es un artefacto literario escrito a cuatro manos por Marc Caellas y Esteban Feune de Colombi que recoge veinte singulares rutas a pie. Juntos caminan trenes, rechazos, amaneceres, palacios abandonados, olores, silencios… No es un libro de autoayuda; tampoco una reflexión sobre el caminar. Pero sí un salvavidas para transitar abismos o una lente para observar, walserianamente, el mundo y sus detalles a través de algo tan sencillo como caminar. Literatura, amistad y sentido del humor a cuatro kilómetros por hora.
Los narradores observan, asimismo, cómo vivimos las gentes del siglo XXI: nos espían en los parques, en el transporte público, en la calle… «Roland Barthes dice que, si la mirada insiste, es virtualmente loca -dice Feune de Colombi-. Basta con quedarte un ratito más, si miras más de dos segundos algo, se aparecen cosas. No es necesario irse al Polo Norte y desnudarse, las cosas intensas están en nuestro camino habitual pero no nos tomamos el tiempo de verlas».
Tanto Caellas como Feune de Colombi (ambos componen la compañía teatral La Soledad) tienen varios libros publicados por su cuenta. Dos hombres que caminan ha sido escrito realmente a cuatro manos.
Marc Caellas y Esteban Feune de Colombi: Queremos crear la Oficina Móvil de Amaneceres, no sería algo muy costoso, bastaría una mesita con un empleado
Aunque de los veinte textos, solo dos recogen los paseos en que Feune de Colombi se disfraza e interpreta a Robert Walser, «llevamos en todos esa mirada walseriana -cuenta- que, ya sea sobre un tronco o una hormiga, provoca una emoción intensa». «A veces pienso que, cuando en el cole me llevaban de niño al zoo a ver a Copito de Nieve -tercia Caellas- ya estaba trabajando para hacer estos paseos».
«Hay tal estado de entumecimiento general -prosigue Feune de Colombi- que parecemos pasear en trance a los ojos de los demás, pero en realidad es algo ordinario: caminar lento, a unos 4 kilómetros por hora, y mirar las cosas». En uno de los capítulos, «camino de punta a punta del metro, a contrapelo de la dirección, sin agarrarme, como hacía Emmanuel Carrère en París en Yoga, haciendo equlibrios. Lo más extraordinario es cómo te mira la gente».
‘Dos hombres que caminan’: «Lo pensamos todo caminando a 4 kilómetros por hora, y es así como hacemos nuestras reuniones de trabajo», apunta el argentino.
El lector predispuesto se dejará llevar, incluso sin moverse del sofá, por el interminable paseo de Caellas y Feune de Colombi y todas sus sorpresas… aunque, tal vez, al acabar el libro, le sobrevenga el pánico a quedarse quieto.
‘Dos hombres que caminan’ a la venta en La Bicicleta Roja, el garajeloft de la Calatrava, Palma de Mallorca