En cada danza coreografiada, los bailarines revelan la esencia íntima de sus emociones, desnudando sus almas ante los ojos expectantes del público. Pero ¿qué nivel de intimidad alcanzamos cuando el cuerpo también se desnuda?
Las fotos íntimas de Irving Penn a un grupo de danza . En la exhibición «The Bath» en Paris en 2023, se expuso la obra en blanco y negro del renombrado fotógrafo Irving Penn, quien en los años 60 capturó la piel y la delicadeza de los miembros del Dancers’ Workshop of San Francisco, un colectivo de artistas que ejecutaban sus movimientos completamente desnudos.
Esta serie fotográfica, sensual y delicada, inicialmente conocida como «The Incredibles», se gestó en 1968 durante el efervescente «Summer of Love» en San Francisco. En aquellos días dorados, más de 100.000 jóvenes se congregaron en busca de igualdad, conciencia ecológica y un despertar social más profundo.
En medio del fervor del sexo, las drogas y el rock and roll, los medios de comunicación principales buscaban narrativas que capturaran el espíritu de esta nueva contracultura.
Irving Penn fue uno de los fotógrafos que, con maestría, inmortalizó el pulso de una generación y su movimiento social vivaz. En un edificio con luz exquisita, proyectó sobre sus modelos reflejos y sombras, capturando la esencia de los hippies y estrellas del rock para la revista Look.
Las imágenes de estos bailarines, que originalmente fueron censuradas por su potencial reacción moralista, encontraron su liberación en 1995 bajo el título «The Bath». Fundado por Anna Halprin, el Dancers’ Workshop of San Francisco revolucionó la danza moderna al integrar rituales, improvisación y conciencia corporal en su arte, desafiando convenciones y buscando espacios no tradicionales de interacción con el público.
Las coreografías de Halprin transformaron la danza moderna en una exploración colectiva de rituales cotidianos, desafiando la noción convencional de belleza gestual.
Las fotos íntimas de Irving Penn a un grupo de danza. Los bailarines desnudos se sumergían en fuentes públicas, actuaban en pasillos y se bañaban mutuamente, explorando la interconexión a través de actos simples y tiernos.
Penn, al llevar a los bailarines a su estudio, les concedió la intimidad necesaria para crear una serie de fotografías de danza incomparables. Aunque desnudos, el enfoque de Penn no es obsceno; más bien, se inspira en la serenidad y conexión que evocan las obras clásicas de Miguel Ángel y los antiguos griegos.
En sus propias palabras en 1995, Penn recordó la pureza y la inocencia de la relación entre estos jóvenes bailarines, una serenidad que contrasta con la agitación del presente. En cada imagen, se capta la profundidad del cuidado y la conexión humana, recordándonos la belleza etérea y atemporal de la intimidad compartida.
Las fotos íntimas de Irving Penn a un grupo de danza. Por Leonardo Lee.