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Yonquis digitales

El coronel Pedro Baños, destaca que, al igual que existen adicciones a drogas, juegos, pornografía, trabajo, compras, alcohol, azúcar, cafeína y bebidas energéticas, también hay una creciente adicción a las plataformas digitales

Yonquis digitales. El coronel vincula esta adicción con la vigilancia, argumentando que las élites que dominan el mundo utilizan estas adicciones para mantener a las personas controladas en el ciberespacio.

Se estima que al menos el 2% de la juventud en países avanzados presenta síntomas serios de adicción a la tecnología, comparables a los producidos por drogas comunes. La frecuencia con la que consultamos nuestros dispositivos digitales, en promedio unas 100 veces al día, ha creado un hábito adictivo, comparable en intensidad a adicciones tradicionales como el alcohol y el tabaco.

La cibercondría, o la tendencia a buscar síntomas en internet ante cualquier dolencia, ilustra cómo la búsqueda constante de información en la red puede generar ansiedad y debilitar el estado de ánimo. La dependencia de las redes sociales, especialmente para verificar notificaciones y actualizaciones, contribuye a la sensación de estar constantemente conectados y controlados.

Estos nuevos yonquis digitales aceptan una recompensa inmediata, un placer efímero, aun a sabiendas de que a medio o largo plazo pueden perder algo tan valioso como la libertad de sus mentes.

La «Instagram Manía» destaca cómo la comparación con las vidas aparentemente perfectas de los demás en plataformas como Instagram puede llevar a una percepción distorsionada de la propia existencia, contribuyendo a estados depresivos. La ilusión auditiva de recibir notificaciones revela cómo la mente puede percibir señales inexistentes cuando se trata de la adicción a los dispositivos digitales.

La «nomofobia», el miedo a estar sin el teléfono móvil refleja la obsesión por la información personal almacenada en estos dispositivos.

También existe un pánico a enviar mensajes con errores ortográficos, mostrando la presión social y el perfeccionismo asociados con la comunicación digital. La «selfitis» señala la tendencia a buscar validación y generar adicción a través de la publicación constante de fotos en redes sociales.

Yonquis digitales o la personalización de estímulos y el uso de emociones buscan mantener a los usuarios atrapados en lo que se llama la «zona de la máquina»

La continuidad interminable de las redes sociales, impulsada por la reproducción automática de contenido, crea una zona de la máquina que atrapa a los usuarios en un ciclo adictivo. La manipulación de emociones y la creación de estímulos personalizados mantienen a los usuarios enganchados a estas plataformas.

La «zona de la máquina» describe cómo las redes sociales mantienen a los usuarios atrapados, similar a la ludopatía. La persuasión se basa en el principio de similitud, que busca empatizar con los usuarios y establecer conexiones emocionales para mantenerlos involucrados.

La adicción a las redes sociales afecta no solo a la vida digital, sino también al mundo físico, desconectándonos de la realidad. Aunque se reconoce el impacto negativo en la salud mental y el rendimiento escolar, se destaca la falta de medidas serias para abordar esta epidemia, especialmente en comparación con países como China y Corea del Sur.

Pedro Baños destaca en este análisis la creciente adicción a las plataformas digitales, comparándola con otras adicciones como drogas y juegos. Se subraya que esta adicción afecta a todas las edades, desde jóvenes hasta personas mayores, y se presenta como una verdadera epidemia en la sociedad contemporánea.

La adicción a las redes sociales afecta no solo a la vida digital, sino también al mundo físico, conectándonos de la realidad.

La conclusión destaca la importancia de la conciencia sobre la adicción a las plataformas digitales, especialmente para las generaciones más jóvenes. Se aboga por la moderación y la reflexión, reconociendo que estos dispositivos no son inherentemente malos, pero pueden volverse perjudiciales cuando se abusa de ellos. Se enfatiza la necesidad de que los adultos den ejemplo y aconsejen a los más jóvenes, ya que la salud individual y colectiva está en juego.

En este emocionante retorno, Pedro Baños nos brinda una nueva dimensión de sus reflexiones a través de sus Podcasts. Celebrando su superación personal, te animo a sumergirte en este nuevo diálogo sonoro. Descubre las capas de sabiduría que el coronel comparte en cada episodio, ofreciendo una experiencia única que te invito a explor.

Las élites que dominan el mundo no solo obtienen más información sobre nosotros, sino que les permitimos vigilarnos constantemente y conocernos mejor. Si no fuera por los vicios digitales, no pasaríamos tanto tiempo embelesados, atrapados en la red, y con la vigilancia tradicional sería más que suficiente. A alguien le interesa hacernos yonquis digitales, ciber-yonquis, y que pasemos el mayor tiempo posible colgados.

Hay una adicción que afecta a un número creciente de jóvenes, de adolescentes e incluso personas mayores, y es la adicción a las plataformas digitales. Las tecnologías de la comunicación, desde internet hasta las redes sociales, están generando preocupantes adicciones psicológicas. En casos extremos, las personas adictas se convierten en verdaderos yonquis digitales, llegando al extremo de necesitar tratamiento especializado.

Extractos del artículo de Enrique Pampliega

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