Ha continuado con su investigación sobre la representación pictórica del cuerpo y el rostro humano. Saville encuentra la belleza en la estética no normativa y la verdad en la carne, sin abandonar la lucha feminista
Jenny Saville: la belleza en la estética no normativa. A pesar de lo que algunos podrían decir sobre la muerte de la pintura en el arte contemporáneo, este género sigue produciendo artistas de renombre internacional que utilizan este medio clásico para renovar el arte figurativo y superar los límites de la representación.
¡La artista británica Jenny Saville es una gran señal de que la pintura está muy viva! Maestra de la técnica clásica, su representación de los cuerpos es, sin embargo, profundamente moderna y refleja los grandes problemas de nuestro tiempo.
Mientras estudiaba bellas artes en Glasgow, Jenny Saville ganó una beca de 6 meses para estudiar en la Universidad de Cincinnati. Fue su primer encuentro con los Estados Unidos y la vista de mujeres obesas en centros comerciales lo que despertó su fascinación artística por los cuerpos con sobrepeso.
Es difícil de creer, pero Jenny Saville fue una de las artistas expuestas, la única pintora «clásica», en el escandaloso espectáculo de los jóvenes artistas británicos titulado «Sensation» en la Royal Academy of Art en 1997, junto a Damien Hirst, Jake y Dinos Chapman, Tracey Emin, Chris Ofili y algunos otros.
Cuando Jenny Saville se mudó a Nueva York después del éxito de sus primeros espectáculos en 1994, pasó largas horas observando el trabajo de un cirujano plástico con sede en la ciudad, tomando fotografías mientras se encontraba en cirugías estéticas y liposucciones. En algunas de sus pinturas desnudas más famosas, los cuerpos de las mujeres muestran las líneas que los cirujanos suelen dibujar en los pacientes antes de someterse a una liposucción.
En 2018, una obra pintada en 1992 por la entonces joven artista británica Jenny Saville saltó a los titulares de los periódicos. El lienzo, un desnudo femenino monumental titulado ‘Propped’, se vendió en Sotheby’s por 12,4 millones de dólares. La venta convirtió a Jenny Saville en la artista mujer viva más cotizada de la actualidad, título que conserva hasta la fecha. Curiosamente, el lienzo fue pintado cuando Saville comenzaba su trayectoria como pintora; a diferencia de otros artistas consagrados, que tuvieron que luchar durante años (o incluso décadas) para ser reconocidos, su talento fue descubierto muy pronto. Eso le permitió trabajar con intensidad durante años y crear un cuerpo de obra de dimensiones colosales, tanto por el tamaño de sus lienzos como por su espectacular calidad. Su nombre empezó a destacar como parte de los Young British Artists, el célebre colectivo de artistas británicos emergentes que despuntó en los años 90 del siglo XX. Sin embargo, ella siempre se desmarcó de esta definición: la razón, su interés por la pintura figurativa frente a la abstracción o el arte multidisciplinar practicados por sus coetáneos.
La pintora británica Jenny Saville encuentra la verdad en la carne sin abandonar preocupaciones muy presentes en su obra como la lucha feminista. Muestra un intercambio de información entre cuerpos y figuras que trasciende el figurativismo para adentrarse en el campo de la abstracción.
En sus lienzos, la artista superpone capas de óleo, carbón, pastel y otros materiales, al tiempo que amontona cuerpos y rostros que se fusionan en transparencias orgánicas. Su técnica provoca una combinación de abstracción y realismo llena de potencia y de sensualidad, y que al mismo tiempo genera una sensación inquietante y perturbadora. Inspirada por maestros como Rembrandt, Rubens o Bacon, Jenny Saville reivindica el poder del cuerpo femenino no normativo y su belleza escultórica, así como el uso del realismo figurativo y de las técnicas tradicionales como parte de una nueva modernidad.
Jenny Saville nace en Cambridge, Inglaterra, en 1970. Su infancia fue convencional y tranquila, si bien su familia se mudó en varias ocasiones debido al trabajo de su padre, administrador escolar. Esto hizo que la pequeña estudiara en distintos colegios hasta finalizar la educación secundaria. Aunque sus padres siempre fomentaron su independencia y sus inquietudes artísticas, en realidad fue su tío Paul Saville, artista, historiador de arte y primer Presidente del Departamento de Artes Liberales del Clare College, quien despertó en ella la pasión por el arte. Durante su infancia y su adolescencia le acompaña a visitar los museos británicos y viaja con ella a Holanda y a Italia, donde la futura artista queda deslumbrada por los Grandes Maestros y conoce también a los artistas de vanguardia. Es precisamente Paul Saville quien anima a Jenny a matricularse en el Glasgow School of Art a finales de los años 80.
La formación y la estancia en la reputada escuela influyen poderosamente en la joven artista, quien ya por entonces empieza a desarrollar un estilo muy personal y una técnica que destila maestría. Tal y como comentaría en su momento: “Cada uno de los días que subes esas escaleras te conducen a convertirte en artista”. Para pagarse la estancia en Glasgow, y al no contar con ninguna beca o ingresos propios, Saville empieza a trabajar como camarera.
Los retratos monumentales de Jenny Saville generan reacciones de atracción, rechazo, miedo y deslumbramiento. Tomó una vieja tradición, la de la representación femenina, para subvertirla, para correrla del eje de la belleza canónica y proponer cuerpos que relatan su devenir a través de los trazos, de las texturas, de una necrosis que se convierte en belleza aún siendo perturbadora.
La intensidad, la calidad y la originalidad de su trabajo no pasan inadvertidas a la crítica y el público: en dos ocasiones, la National Portrait Gallery escoge sus cuadros para incluirlos en sus exposiciones. En 1992, la artista participa en la exposición final de los graduados del curso; como si de un momento premonitorio se tratase, prácticamente toda su producción se vende. Y lo más importante: uno de los cuadros se publica en la portada de la revista Times Saturday Review. Es precisamente esta portada la que llama la atención del poderoso coleccionista y ejecutivo Charles Saatchi, quien ofrece a Jenny Saville la oportunidad de subvencionar su trabajo durante 18 meses para comprar y exponer después todos los cuadros realizados por ella. Serán los últimos días de precariedad para la artista, cuya propensión a pintar lienzos enormes le suponía una fuerte inversión en tiempo y material. Saville acepta la oferta: a partir de ese momento, solo se dedicará a pintar.
Jenny Saville, la artista que encuentra la verdad en la carne y la belleza en la estética no normativa. Su trabajo no está exento de polémica y es algo que acompañara a Saville durante toda su trayectoria
Cuando la exposición Sensation viaja al Brooklyn Museum de Nueva York, sus desnudos monumentales y transgresores levantan una intensa controversia. No será la única, a principios del siglo XXI, la potencia de su estilo hará que la banda de rock galesa Manic Street Preachers elija su obra Stare (2005) para la carátula de uno de sus álbumes, Journal for Plague Lovers. La polémica vuelve a estallar: los distribuidores musicales del Reino Unido la califican como “inapropiada”, y la sustituyen por un plano de color.
En 2003 y durante un viaje por Europa, la artista descubre la ciudad italiana de Palermo y cae rendida a su belleza, su personalidad y su historia. Decide mudarse a ella de forma permanente: adquiere un apartamento en un deteriorado palazzo del siglo XVIII, que utilizará como vivienda y como estudio. Este momento vital coincide con la exploración sobre la superposición de capas que realiza en sus obras: al igual que los cuerpos de sus lienzos, en Palermo se acumulan civilizaciones a lo largo de los siglos, generando sociedades y entornos únicos y distintos. La artista permanecerá en Sicilia hasta el año 2014; entonces regresa a Inglaterra y se muda a Oxford, donde vive y trabaja en la actualidad.
En el año 2021, el museo florentino inauguró una muestra con obras de distintas épocas de la artista. La muestra se centró en generar un diálogo entre Jenny Saville y el arte del Renacimiento Italiano, en especial algunas de las obras maestras de Miguel Ángel. La escala monumental de los cuadros de Saville, su análisis profundo del cuerpo humano y en especial del cuerpo femenino y la querencia por aspectos como la mutilación o los estragos que causa la vida acerca la obra de la artista a la de los maestros de la época, en cuyas obras podemos identificar aspectos similares.
La presencia del feminismo en su representación del cuerpo y el tratamiento de la carne y la corporalidad a lo largo de la historia del arte. Sus obras de mujeres obesas, como de aquellas a punto de pasar por una cirugía plástica, presentadas muchas desde contrapicada le otorgaron notoriedad y la convirtieron en la artista viva más cara del mundo
En los últimos tiempos, Jenny Saville ha continuado con su investigación sobre la representación pictórica del cuerpo y el rostro humano, sin abandonar preocupaciones muy presentes en su obra como son la cuestión de género, la estética no normativa y la lucha feminista.
Jenny Saville encuentra la belleza en la estética no normativa. Fragmentos del reportaje de Alejandra de Argos