La serena belleza de las obras de Bruno Walpoth casi hace que no sean percibidas como esculturas hasta que uno las mira con cierta atención.
Bruno Walpoth y su profunda observación del ser. Las poses, los músculos, la expresión introspectiva en la mayoría de los personajes, denotan una profunda observación del ser. En la obra de Walpoth, la madera cobra una segunda vida, esta vez encarnada en la más pura humanidad.
Bruno Walpoth es un escultor nacido en Bressanone, Italia, en 1959. Entre 1973 y 1978 fue escultor aprendiz con Vincezo Mussner, y hasta 1984 estudió en la academia «Der Bildende Künste» en Múnich con el profesor Hans Ladner.
Entre 1985 y 2008 fue profesor en la escuela vocacional para escultores en Selva Val Gardena. En 1996 fundó, junto con Willy Verginer y Walter Moroder el grupo «Trisma». Desde 2000 es miembro del «Südtiroler Künstlerbund”.
Bruno Walpoth y su profunda observación del ser. «Preferiría no añadir palabras a una escultura terminada. Cualquier efecto que tenga es fruto de la experiencia del observador, independientemente de mis comentarios.»
«En Italia había una importante (aunque no suficientemente conocida) escuela de escultura en el gótico tardío y el Renacimiento temprano. Creo que mi obra tiene algo de estas influencias.
A través de los años, he tenido la influencia de muchos artistas, no sólo talladores de madera. La serenidad y claridad en las figuras del pintor del Renacimiento temprano Piero della Francesca, me han influenciado hasta hoy.
Entre los artistas contemporáneos, soy un gran admirador de las obras del escultor británico Antony Gormley. También me fascinan las fotografías del estadounidense Jock Sturger. Su obra me ha inspirado durante cierto tiempo.»
«La madera es un material natural. Se siente bien. Huele bien. Puede ser diseñada de muchas maneras, especialmente en lo que respecta al procesamiento y acabado de sus superficies.
Requiere un conocimiento de la veta que sólo puede adquirirse a través de años de experiencia directa. Sobre la influencia que la madera ha tenido en mi pensamiento o cualquier mensaje que transmitan las esculturas, no puedo emitir un juicio al respecto.
La madera es algo natural en mi obra, como el aire que respiramos. No pienso en ello. La vitalidad de la madera como material orgánico está allí. El encanto y el reto está en mantenerla viva a través de un hábil manejo de la superficie.»
Bruno Walpoth y su profunda observación del ser. Por John Headhunter.