Vincent Desiderio es un pintor conocido por sus narrativas que invitan a la reflexión.
La fusión del pensamiento con la pintura de Vincent Desiderio. Dota del superpoder de fusionar el pensamiento y la pintura hasta tal punto que podrías decir que son la misma cosa.
Su obra, es agresiva, desafiante, no exenta de patetismo, causando en casi toda ella un fuerte impacto emocional que no deja indiferente a nadie. Encuentra inspiración tanto en la historia como en sus propias experiencias para crear su obra.
«Todas mis pinturas son invenciones. Rara vez trabajo con modelos en vivo, por lo que he tenido que aprender a pintar desde mi imaginación», ha explicado.
«Construyo las imágenes a pesar de cómo las cosas podrían lucir en realidad». De estilo realista, rozando ampliamente el hiperrealismo, Desiderio utiliza las técnicas de los maestros italianos, habiendo sido influenciado por los más grandes renacentistas, como Leonardo da Vinci, Michelangelo Buonarroti, Rafael Sanzio, Masaccio.
La fusión del pensamiento con la pintura de Vincent Desiderio. Posee un sólido conocimiento de dos temas diferentes: el concepto y la técnica.
Por lo general, operan de maneras completamente distintas, como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pero Desiderio tiene el superpoder de fusionar el pensamiento y la pintura hasta tal punto que podrías decir que son la misma cosa.
No es necesario explicar todos sus méritos aquí, si estás leyendo esto es porque ya sabes que es uno de los grandes artistas de nuestro tiempo. Es un artista que habla de su experiencia en el campo, no desde un tema escrito por un burócrata solo para llenar un expediente.
Su intención está a años luz de pretender enseñarte. Verás, Vincent Desiderio quiere renovar la agenda pedagógica del arte, especialmente la pintura, para dotarla de un propósito que vaya más allá de la mera adquisición de habilidades.
Su ambición es que puedas expresarte con tu propia voz y evitar caer en las canciones de sirena que escucharás en tu camino.
La fusión del pensamiento con la pintura de Vincent Desiderio. Por Rose Sioux