La obra de Kari-Lise Alexander está enraizada en la exploración de la identidad y el mundo natural.
Explorando la identidad, Kari-Lise Alexander se centra en capturar las singulares riquezas de la fauna y la flora que se encuentran en su hogar en el Noroeste del Pacífico. Su obra artística narra historias enraizadas en el viejo folclore de su herencia escandinava.
Doncellas inocentes flotan en los mundos oníricos de su propia creación, a menudo erguidas en sí mismos en sus ensoñaciones. Su trabajo tiende a dejar al espectador sentirse como si estuviera experimentando el mismo momento privado que los personajes que mira.
Sus sensuales retratos de mujeres hermosas, inspirados en historias tradicionales nórdicas, a veces parecen estar poseídas y etéreas, mientras que en otras ocasiones resultan imponentes. Las pinturas de Kari-Lise Alexander presentan momentos cruciales extraídos de estas historias tradicionales, capturando puntos de inflexión en la transformación y episodios de vulnerabilidad.
Fusionando su amor por el mundo natural con la fragilidad femenina, crea obras entrelazadas realistas con un toque surrealista que a menudo reflejan un profundo monólogo interno. La narrativa luego se proyecta hacia el exterior para la audiencia, con una tendencia a hacer que el espectador sienta como si estuviera viviendo el mismo momento privado en el tiempo.
Kari-Lise trabaja desde su estudio en casa en Seattle, Washington, donde vive con su esposo, dos poodles y un par de conejos.