La exposición ‘Feed the feed’ de Ana Jarén reflexiona sobre cómo han alterado las redes sociales nuestra forma de estar en el mundo
Ana Jarén dibuja un mundo de likes, selfies y soledades. “Para mí, esta dicotomía es muy paradójica. Pasamos de la soledad más absoluta a la exposición máxima en un contraste permanente”, reflexiona la artista. Sobre esta cuestión, la de cómo transforman las redes sociales la percepción de la realidad y su influencia en la generación de nuevos hábitos de conducta.
Invito a reflexionar sobre el uso de los filtros para dignificar algunas realidades que por sí solas no nos gustan porque no responden a los cánones de belleza del momento. Los nuevos rituales alrededor de la comida, que se ha vuelto un personaje más dentro de las redes, la forma en la que queremos vernos a nosotros mismos a través de los selfis o la constante incapacidad que mostramos para desconectar”, enumera.
A todo ello se contraponen esos idílicos escenarios caseros en los que los sujetos de sus ilustraciones consiguen desafiar la tiranía de lo digital y se regocijan en su esfera más íntima.
A la pregunta ¿cómo mantener la perspectiva y cierta paz mental en este frenesí anglicista de likes, shares y engagement? Ana Jarén responde que intenta que no se afecte tanto cuando comparte un trabajo y no tiene la repercusión que esperaba que tuviese.
Ana Jarén dibuja un mundo de likes, selfies y soledades. Cuando pones un esfuerzo en algo y que no se vea es frustrante. Pero hay que aprender a vivir con eso. Hay que asumirlo.
Por otro lado, como escaparate, para mí Instagram es el mejor. Es una ventana al mundo magnífica”, concede, antes de articular un discurso a favor de desvincular la calidad artística de los ‘me gusta’ que obtiene un creador en un determinado momento. Yo sigo a un montón de personas que me fascinan, que están compartiendo un universo brutal de creatividad y a lo mejor tienen solo 1.000 o 2.000 seguidores.
¿Y qué? ¿De qué estamos hablando? Los seguidores que tienes no te hacen mejor. Además, es una cifra que fluctúa a lo largo del tiempo”, sentencia. En este sentido, se muestra optimista y considera que la popularidad en redes cada vez es un factor menos decisivo a la hora de dar oportunidades a talentos emergentes.
Para la artista, otro de los rasgos conflictivos derivados de la omnipresencia de los dispositivos móviles en las palmas de las manos es el de la urgencia de estar en múltiples sitios a la vez para terminar no estando plenamente presente en ninguno. A veces, me obligo a poner el teléfono en otra habitación para recordarme que la persona que tienes delante en cada momento es a la que debes cuidar.
Cuántas veces quedamos con alguien y, de repente, estás hablando más con un tercero que te está escribiendo y sientes la necesidad de responder cuanto antes. Ese tipo de soledad también te aleja de aquellos a quienes tienes más cerca”, reflexiona.
Ana Jarén dibuja un mundo de likes, selfies y soledades. Por Eva Blanco Medina