Las vocaciones, cuando se encuentran, son ineludibles. La fotógrafa alemana Ilse Bing se topó con la suya mientras preparaba ilustraciones para su tesis universitaria
Ilse Bing: la reina de la Leica. A partir de ese momento, lo dejó todo y se dedicó de lleno a descubrir el mundo a través de su cámara.. Desde 1929 y durante las siguientes tres décadas, armada con la que a partir de ese momento sería su inseparable Leica, desarrolló una trayectoria artística y vital apasionante que sobrevive hasta nuestros días encapsulada en su extensa obra.
Una obra a la que nos podemos asomar en la muestra que recibe su nombre y que acoge la Sala Recoletos de la Fundación MAPFRE en Madrid hasta el 8 de enero.
La obra de Bing se podría cartografiar en torno a tres ciudades: Frankfurt, París y Nueva York. En ellas vivió y creó y de ellas se empapó para dar luz a una obra inclasificable que bebe de la Bauhaus, pero también del surrealismo, con influencias de la Nueva Visión de Moholy-Nagy, André Kertész o Man Ray.
Ilse Bing: la reina de la Leica. La exhibición de la sala madrileña reúne un total de 186 imágenes a través de las que el espectador podrá trazar el recorrido profesional de una fotógrafa que trató de huir de toda etiqueta, aunque se ganó a pulso el apodo de “reina de la Leica”.
Sus primeros pasos artísticos, en Alemania, estuvieron marcados por las vanguardias, la Bauhaus, el diseño industrial, el constructivismo y el cine expresionista. Todo este mundo de novedades deja una huella profunda en sus creaciones.
En 1930, a su llegada a París, Bing compagina su dedicación al fotoperiodismo con trabajos personales donde el surrealismo parisino y la efervescencia cultural de la Ciudad de la Luz de aquellos años son protagonistas.
Ante el avance del nazismo en Europa, en 1941 la artista se vio obligada a exiliarse a Nueva York junto a su marido, el pianista Konrad Wolff. En la ciudad de los rascacielos, la arquitectura acapara la mayor parte de los disparos de su Leica.
Su producción fotográfica en esta etapa es más fría, pero con un fuerte compromiso social que queda patente en su empeño por reflejar los enormes contrastes entre los rascacielos y los edificios donde residía la población más desfavorecida.
En sus más de 30 años de trayectoria profesional como fotógrafa, abarcó casi todos los géneros, desde la fotografía de arquitectura, el retrato, el autorretrato, los editoriales de moda y los objetos cotidianos, hasta el paisaje.
La obra de Bing no puede ser adscrita a ninguno de los movimientos o tendencias de los que la artista se nutrió, pero en todas sus imágenes se vislumbra la impronta de sus muchas inspiraciones.
Dos décadas después de su llegada a Estados Unidos, Ilse Bing colgó su inseparable Leica y aparcó esta faceta profesional a la edad de 60 años. Desde entonces, su creatividad encontró otras formas en las que plasmarse: dibujos, collages con viejas fotografías, obras abstractas, poemas…
Sin embargo, la fotografía siempre la acompañaría de alguna forma; solía referirse a sus poemas como “instantáneas sin cámara”.
Falleció en Nueva York en 1998, brindando un impresionante legado que ha inspirado a generaciones posteriores de mujeres artistas y que ahora podemos descubrir en la exposición Ilse Bing de Fundación MAPFRE.
Hasta el 8 de enero de 2023 en la Sala Recoletos de Madrid
Por Carlota Solarat