La obra de Atthram actualmente expresa, mediante el autorretrato, todo lo que transcurre en su mundo interior.
Tristeza y dolor en los autorretratos de Atthram. A veces, hay que abrazar todo aquello que nos duele para liberarnos y no nos queda otra que plantarle cara a los monstruos y ponernos de su lado, entender a qué han venido. Quizá nos ayuden a descubrir, a través de la oscuridad más profunda, nuestra propia luz.
Marta Hoyos Iglesias nació en Cáceres en1996. Ya en su infancia la fotografía adquirió una fuerte presencia al estar constantemente rodeada (y sentirse muy atraída) por las cámaras de su padre, pero no fue hasta superar una tediosa y larga etapa de acoso escolar cuando comenzó a capturarse a sí misma con constancia, casi como un juego.
Se exploraba, capturaba su rostro desde distintos ángulos, posiciones, luces, espacios y los escrutaba al milímetro. La fotografía se convirtió para ella en los ojos con los que nunca supo mirarse.
Tristeza y dolor en los autorretratos de Atthram. El culmen de toda esta travesía llegó cuando descubrió que, más allá de lo físico, a través de la fotografía podía expresar sus sentimientos.
A los diecisiete años de edad se muda a Madrid con su familia, estudia el Bachillerato Artístico y posteriormente realiza un Módulo de grado superior de Ilustración, captación y tratamiento de la Imagen, en el que afianza sus conocimientos previos de fotografía de indagación por cuenta propia.
Su obra actualmente expresa, mediante el autorretrato, todo lo que transcurre en su mundo interior. Desde la fantasía que tanto la ha amparado y protegido con la imaginación como arma desde pequeña hasta la búsqueda del autoconocimiento plasmando sus inquietudes, vivencias y emociones, haciendo énfasis en aquellas que nos aterran y paralizan, las que el mundo nos ha enseñado a esconder.
Porque la tristeza, la ira, la nostalgia, la ansiedad o el miedo, para ella, merecen visibilización y el espacio que les corresponde en nuestras vidas, sin romantizarlas pero sobre todo y más importante, sin esconderlas en lo más profundo de nuestros adentros.