Cuestiona la relación del hombre con la sociedad y el entorno. Una reflexión inteligente, ácida y mordaz sobre la sociedad de consumo y las expectativas, no siempre alcanzadas, que ésta crea
Duane Hanson, el escultor visionario. Duane nació demasiado pronto, en 1925, en Minnesota, y vivió casi toda su vida en Florida. Sus obras quizá te resulten familiares gracias a la labor de artistas de prestigio como Ron Mueck, Patricia Piccini o Sam Jinks, que destacan dentro de la escultura hiperrealista de hoy en día.
Pero en 1966, cuando Hanson empezó a hacer las primeras figuras hiperrealistas a tamaño real en fibra de vidrio y vinilo, ni la comunidad artística ni las tendencias políticas del momento estaban de su lado.
Quizá las temáticas violentas de sus primeras obras (“Abortion”, “Accident” o “Race Riot”) no ayudaron a su aceptación inicial, y fue catalogado como artista parte del movimiento Pop Art.
La crítica social de Hanson se volvió más sutil en los años siguientes y adoptó temáticas “suavizadas” para expresarla todo lo sutil que puede ser una escultura hiperrealista pintada con todo detalle-, pero jamás desapareció.
De esta época son «Supermarket Shopper», «Hardhat», «Tourists», o «Woman Eating», todas ellas esculturas humanas a tamaño real, vestidas con ropa que el artista compraba en las tiendas de segunda mano.
En las exposiciones de Hanson los espectadores podían, realmente, compartir su espacio con las esculturas como si fueran humanos de verdad. La familiaridad de los personajes que el artista esculpía sorprendía a los espectadores del momento, y sigue dejándonos atónitos hoy en día por su vigencia.
Duane Hanson, el escultor visionario que fue capaz de mantenerse fiel a su técnica y estilo a pesar de sentirse aislado dentro del mundo del arte.
Hanson daba forma a ciertos esterotipos de la sociedad norteamericana que solían estar fuera de los medios de comunicación masivos, les daba su espacio de expresión y la importancia que merecían dentro del entramado de esta sociedad. Señoras de la limpieza, amas de casa que van a la compra, ancianos cortando el pasto, mujeres tostándose al sol, borrachos, etc., son algunos de los personajes protagonistas en su trayectoria artística.
Todos ellos conforman el retrato de una sociedad cansada y triste a pesar de todos los bienes materiales que le rodean, fruto del “American Way of Life” y el consumismo exacerbado posterior a la Segunda Guerra Mundial. Valores que, lamentablemente, no han cambiado aún y empobrecen el alma de la civilización actual.
A lo largo de su vida Duane Hanson fue considerado un “outsider”, pero hoy en día, ya fallecido desde 1996, expone en las galerías más importantes del mundo y es admirado por cientos de visitantes que no dudan en tomarse una “selfie” con las esculturas.
Duane Hanson y le gente común
Arcilla, silicona, yeso, caucho, trementina, resina de poliéster, fibra de cáñamo y de vidrio, acetato de polivinilo, poliéster, soldadura y bronce; un coctel tóxico, dicho en otras palabras, un coctel hiperrealista.
Las piezas que de esta mezcla emergieron en el transcurso de 40 años no podían ser más mordaces.
La obra temprana de Duane Hanson se distinguió por una carga de fuertes sentimientos acerca de la sociedad, el medio ambiente y la guerra; el resultado era crudo, cuerpos destrozados en accidentes, asesinatos y en específico una escena de la guerra de Vietnam que tomó por sorpresa al mundo del arte, la guerra justa, así llamada por el escultor norteamericano.
Pero, vayamos al principio:
Duane Hanson, quien se auto definía como un expresionista, nació en 1925 en Minnesota, en el este, donde predominaba una sociedad de ascendencia sueca.
El considerado uno de los más grandes escultores del siglo XX en el hiperrealismo, mostró un interés precoz en trabajar los volúmenes en arcilla y madera, incluso antes de su formación artística en la secundaria.
Duane Hanson, el escultor visionario. En 1951 recibió una maestría en Bellas Artes por parte de la Academia de Arte Cranbrook, en Bloomfield Hills.
Su obra escultórica llegó formalmente a las galerías en 1969 en el Museo Whitney de New York, donde inmediatamente irrumpió en el New York Times con su escultura de un policía pateando a un chico negro. Tres años más tarde fue incluido en el Documenta 5, en Kassel, Alemania, evento que lo llevó a la fama internacional.
Hanson perpetuó a la clase media estadounidense de los años 90, su obra se enfocó en la condición humana con meticuloso detalle y no en lo que a simple vista puede parecer un ejercicio de banalidades y trivialidades de la vida cotidiana.
El ilusionismo escultórico de sus obras de tamaño natural, se remonta a la práctica sobre las figuras de mármol de la antigua Grecia, donde ya se buscaba el realismo. Hanson creó una obra hiperrealista donde trabajó con un complejo modelo de fundición a partir de modelos reales vivos creando retratos de autenticidad.
Apreciar su obra es muy distinto a observar maniquíes, el asombro se bifurca entre los visitantes al museo que a su encuentro rompen esa barrera tradicional en ausencia de etiquetas y plataformas, entrando un poco en la ilusión de una teatralidad donde el tiempo parece estático, donde se percibe la rigidez, la flacidez, la comodidad e incomodidad de los cuerpos; por otra parte el contenido de la obra documenta parte de la historia de un microcosmos donde personajes anónimos evocan estereotipos como el turista, el obrero o la ama de casa, a los que sólo les hace falta respirar.
Duane Hanson, el escultor visionario. Por Rose Sioux