Un niño de 16 años, en el que por rebeldía, fue expulsado de un colegio de superdotados, abandonó sus estudios y su casa. Los edificios abandonados del bajo Manhattan y sus amigos eran entonces su nuevo hogar.
Basquiat «Same old shit», es decir, la misma vieja mierda. En los barrios neoyorquinos,de Brooklyn y del Bronx, prolifera el arte de barrio de grupos mediocres, pequeñas tribus se sirven de vagones de metro, tapias y vallas para expresar sus inquietudes en graffiti. Daban rienda suelta a su frustración, a sus protestas, a sus oposiciones con las estructuras sociales, políticas y económicas de un sistema nefasto.
Huyendo de sus guetos, dejaban sus huellas o sus marcas anónimas en los muros urbanos con la única voluntad de afirmar su identidad y dar testimonio de su existencia. Basquiat entró en contacto con la subcultura de la gran ciudad y fue decisivo en su vida.
Las zonas del SOHO se inundaban de arte reivindicativo y de galerías de arte. Basquiat sobrevivía vendiendo postales y camisetas que el mismo decoraba y junto con su amigo Al Díaz, iniciaron un moviendo de crítica con gran carga poética, filosófica y satírica.
Same Old Shit fue el pseudónimo con el que firmaban sus tags y graffitis. Los murales contenían mensajes como SAMO salva idiotas o SAMO pone fin al lavado de cerebro religioso, la política de la nada y la falsa filosofía. Un artículo sobre el arte callejero de SAMO publicado en The Village Voice fue el primer indicio de que el mundo del arte se interesaba por él.
En 1979 escribió en los muros del SoHo: SAMO is dead. Para Basquiat el graffiti llego a su final.
La inspiración llegó con Anatomía de Gray
Basquiat fue atropellado por un coche a los seis años. El accidente le ocasionó una esplenectomía. Mientras se recuperaba de la operación, su madre le dio una copia del libro de medicina Anatomía de Gray. Éste tendría una profunda influencia sobre él.
El estilo que le llevo al éxito fue en mayor medida, por la habilidad de unir la cultura americana y africana. Su amor por la cultura pop y la música jazz se convirtió en su lenguaje. Basquiat fundó el Gray, un grupo musical en el que tocaba el clarinete y el sintetizador. Este grupo de los años 80 frecuentaba pubs como CBGB y Mudd Club, donde se reunían artistas de todo tipo.
En muchas de sus obras se pueden ver pies, así como el cuerpo humano en general y palabras sobre imágenes, igual que en el volumen de medicina.
Hip Hop
En el East Village, músicos y artistas elaboraron su propia subcultura, hip hop, compartieron su afición por la música rock, por el break y el rap, y llevaron a cabo performances, filmes underground y graffitis. El aumento de la fama de Basquiat coincidió con el hip hop. En una de sus pinturas, La ironía del policía negro, menciona a grupos de hip hop como NWA y Public Enemy.
Basquiat pintaba en cualquier sitio, lienzos, tela, refrigeradores, máquinas de escribir e incluso en batas de laboratorio. El artista haitiano-estadounidense realizó icónicas pinturas y dibujos que lo llevaron a un mundo de fama y prestigio. Era amigo de Debbie Harry, Andy Warhol y David Bowie.
Basquiat «Same old shit», es decir, la misma vieja mierda. Últimos días
Con una corta pero intensa carrera Basquiat realizó más de 40 exposiciones personales y participó en alrededor de 100 colectivos. Todo el trabajo que realizó de autopromoción anteriormente fue su reclamo publicitario que le condujo al éxito.
Las últimas obras expuestas de Basquiat se recogen entre los años 1986 al 88. En África y Abiyán (Costa de Marfil) y una gran exposición con más de 80 obras en el Museo Kestner-Gesellschaft de Hanóver, convirtiéndose, con 25 años, en el artista más joven que exhibe en ese museo.
En abril de 1988 y tras exponer en París y Nueva York, decide abandonar para vencer sus adicciones a la droga en su casa de Hawái. Pero no logrado su lucha con la heroína, la vuelta a Nueva York, supuso su recaída y la muerta por sobredosis.
Basquiat muere el 12 de agosto de 1988, con 27 años, siendo el artista más exitoso en la historia del arte afroamericano.
Basquiat «Same old shit», es decir, la misma vieja mierda. Por Raquel Gutiérrez González