Las marcarillas y guantes son una excelente herramienta para reducir el riesgo de contagio de enfermedades bacterianas y virales, sin embargo, se han convertido en los principales desechos contaminantes durante la pandemia
Las mascarillas ya son un problema de contaminación. Cuando la pandemia por la covid-19 paralizó al mundo a inicios de este año, la mayor parte de los países recomendaron aislamiento y en algunos hubo cuarentena estricta. A medida que las semanas avanzaban, vimos ejemplos de cómo el planeta se estaba tomando un respiro: los animales volvían a las ciudades, las emisiones de CO2 se redujeron, la contaminación auditiva se redujo, las ciudades se limpiaron y vimos cielos despejados.
Sin embargo, lo que no estaba al alcance de nuestra vista fue la contaminación por desechos de material de protección de salud. Estamos hablando de los desechos de equipos de protección personal (PPE por sus siglas en inglés). Es decir, los cubrebocas, guantes de látex y trajes especiales que evitan el riesgo de contagio.
Estos equipos son absolutamente necesarios si el objetivo es reducir el riesgo de contagio, sobre todo para personal médico y de limpieza en hospitales y centros de salud. No obstante, muchas personas que no pertenecen a los sectores esenciales han optado por comprar guantes y cubrebocas desechables para realizar sus actividades de la vida diaria.
De acuerdo con un estudio publicado en Environment, Science & Technology (Medio ambiente, ciencia y tecnología), al mes se usan aproximadamente 129 000 millones de cubrebocas y 65 000 millones de guantes, lo que equivale a 194 000 millones de equipos de protección personal en total. Todos estos desechos terminan contaminando ríos, lagos y mares; afectando a flora y fauna de miles de ecosistemas.
Las mascarillas ya son un problema de contaminación. Antes del brote del nuevo coronavirus, muchos científicos y activistas habían advertido que los desechos plásticos estaban contaminando de manera alarmante los océanos, liberando toxinas que dañan la flora y fauna de los ecosistemas marinos.
La contaminación por plástico ha alcanzado niveles preocupantes. El 80% del plástico encontrado en los océanos proviene de fuentes terrestres. En un informe que derivó del Foro Económico Mundial de 2016 celebrado en Davos, Suiza, expertos advirtieron que para el año 2050 los residuos plásticos superarán al número de peces.
Tanto los cubrebocas como los guantes parecen ser lo más práctico en términos de la protección de nuestra salud y de la salud de quienes nos rodean. Sin embargo, este tal vez sea un excelente momento para reconsiderar nuestras actividades y necesidades. Si realizamos actividades esenciales y es absolutamente necesario salir de casa a trabajar, consideremos invertir en cubrebocas reutilizables, existen muchas opciones seguras y confiables en el mercado.
¿De verdad es necesario el uso de guantes? Si nuestro trabajo o actividades diarias no los requieren, es mejor no usarlos ni gastar en ellos y, mejor, asegurarnos de lavar nuestras manos constantemente con agua y con jabón. De no ser posible esto último, el uso del gel antibacterial con alcohol al 70% es un sustituto excelente y recomendado por las autoridades sanitarias.
Si somos de las personas afortunadas que pueden trabajar desde casa y sólo salir a las compras necesarias de comida y cosas para el hogar, entonces el uso del cubrebocas no es absolutamente necesario y es mejor invertir en uno reutilizable, o bien hacerlo nosotros mismos. Existen muchos tutoriales para fabricarlos en casa.
Sabemos que las acciones individuales no solucionan el gran problema ambiental de nuestro planeta, las soluciones deben pasar por gobiernos y empresas del sector privado que generen acciones sustanciales. Los gobiernos deben implementar políticas efectivas contra el cambio climático y para el cuidado de la salud de sus ciudadanos. No obstante, realizar pequeñas acciones a nivel individual puede generar cambios a nivel local.
Las mascarillas ya son un problema de contaminación. Por John Headhunter