Algo se cocía en el cine español en los primeros años de la década de los 90. Olía a sangre fresca. Quizás el Oscar que Almodóvar había conseguido por “Mujeres al borde de un ataque de nervios” en 1989 inspirara a una nueva generación de jóvenes con ganas de hacer películas.
El día de la bestia: 25 años de la llegada del Anticristo. Lo que está claro es que la llegada a nuestro país de las nuevas cadenas de televisión privadas (sobre todo de Canal +) y el trabajo desde los festivales de cine (como el de Medina del Campo o el de Alcalá), que comienzan durante esos años a promover fuertemente la producción de cortometrajes, junto con la creación en 1994 de la ECAM y la ESCAC serían fundamentales para ese relevo generacional que se estaba gestando.
Desde aquellos primeros años de la década, con ese boom del cortometraje, comienzan a escucharse los nombres de estos nuevos talentos y de sus primeras obras: “El reino de Víctor” de Juanma Bajo Ulloa, “Martín” de Julio Medem, “Manualidades” de Santiago Lorenzo, “El columpio” de Álvaro Fernández Armero, “Evilio” de Santiago Segura, “Aquel ritmillo” de Javier Fesser… y sobre todo “Mirindas Asesinas“, ópera prima de un joven realizador vasco licenciado en filosofía en Deusto amante del cine violento y de terror llamado Álex de la Iglesia.
Con esta carta de presentación que fue su primer corto, Álex de la Iglesia junto con el guionista Jorge Guerrica Echevarría lograron convencer a los hermanos Almodóvar y su productora El Deseo para financiar el que sería su primer largometraje, “Acción Mutante“.
Un explosivo y delirante debut que pronto se convierte en objeto de culto. Una película que intentaba asentar las bases para que un público renovado y sobre todo juvenil, se acercara sin vergüenza ni prejuicios a un cine, el español, al que de momento la mayoría seguía dando la espalda.
La película fue vista en su estreno en salas por 375.000 espectadores. Costó aproximadamente lo que ahora serían 1,5 millones de euros de los cuales solo recuperó 1.
Y así, llegó “El día de la Bestia” de la que se cumplen ahora 25 años de su estreno. Un pelotazo de taquilla que en esta ocasión logró una comunión absoluta con el público y supuso el lanzamiento de la carrera de un director que a pesar de sus altibajos es esencial para entender la cinematografía de nuestro país durante las dos últimas décadas.
El día de la bestia: 25 años de la llegada del Anticristo. Más de millón y medio de espectadores acudieron a las salas para disfrutar en su momento de esta comedia negra que marcó un antes y un después en el cine hecho en nuestro país.
Sería Andrés Vicente Gómez (que recientemente había ganado un Oscar por “Belle Epoque”) el encargado de producir esta historia quijotesca protagonizada por Álex Angulo que interpretaría al padre Ángel Berriatua, un teólogo convencido de haber descifrado un mensaje escondido en el Apocalipsis de San Juan: el nacimiento en Madrid del Anticristo durante la nochebuena de 1995. En su desquiciada aventura para impedir el fin del mundo se acompañará de un peculiar Sancho Panza, un heavy satánico, aficionado al Death Metal y oriundo de Carabanchel, Jose Mari, interpretado por Santiago Segura. Juntos, arrastrarán en su lisérgica odisea nocturna por las calles de la capital al impostor profesor Cavan, presentador italiano de un programa esotérico de éxito en la tv al que da vida el actor Armando de Razza.
En la actualidad “El día de la bestia” sigue siendo un gran entretenimiento. A pesar de su humor cafre, es una película que acierta con el ritmo y resulta super entretenida pero sobre todo sigue siendo una genialidad en el gran uso que hace del slapstick, la comedia física de hostia y mamporrazo.
En ella se aprecian claramente muchas de las referencias de las que mama Álex de la Iglesia y que serán una constante a lo largo de toda su filmografía. En su cine, lo castizo, el sainete, el esperpento valleinclanesco, los tebeos de Ibáñez, Escobar o el gran Vázquez y por supuesto, las películas de su gran referente, Chicho Ibáñez Serrador, se entremezclan con la tradición lovecraftiana, las pinturas negras de Goya, los clásicos contemporáneos del cine de acción y de terror anglosajón o la serie B de los años 50 junto con la exploitation de los 70. Álex de la Iglesia consiguió elevar la españolada a otro nivel uniendo con inteligencia tradición e innovación.
Lo cierto es que “El día de la Bestia” es una película repleta de momentos brillantes: Imposible olvidar esa secuencia de los protagonistas colgados en el neón de Schweppes, el tiroteo a los Reyes Magos (rodado en una noche con 18 posiciones de cámara y más de 32 planos), el descalabro de Terele Pavez (secundaria siempre de lujo) o el clímax de la película bajo las torres Kio en el que nuestros héroes se enfrentan a los neonazis de “Limpia Madrid”.
Inolvidable también ese abuelo mudo de Jose Mari (interpretado por Pololo, mítico especialista de secuencias de acción del cine español que trabajaba en las producciones americanas que se rodaron en los 50 en nuestro país) al que le falta el riego y le gusta pasearse en bolas por la pensión.
Pero sin duda, es esa secuencia final, digna del mismísimo Berlanga, la que catapulta la película. Ese doloroso desenlace en el que estos dos pobres desgraciados que han salvado al mundo, héroes anónimos obligados a mendigar, se alejan paseando bajo la sombra de la estatua del ángel caído en el parque del Retiro de Madrid mientras suena la música de Batista Lena es sencillamente, sublime.
“El día de la bestia” se re-estrena en formato 4K en cines durante este fin de semana con motivo de su 25 aniversario. Habrá también un pase especial dentro de la programación del Festival de Sitges.
El día de la bestia: 25 años de la llegada del Anticristo. Fuente: Victor Verrier