Desincronizados por la presión de una vida restando horas de sueño y por vivir conectados a dispositivos electrónicos.
«Estamos cada vez más desincronizados» Carlos López Otín. En una entrevista telefónica con EFE, el catedrático de Bioquímica de la Universidad de Oviedo Carlos López Otín reflexiona sobre esta crisis epidémica y considera que, lejos de representar
«El amanecer de un nuevo mundo más razonable y en convivencia con la naturaleza, ha sido solo un espejismo«.
«No creo que hayamos aprendido tanto para que nos cambie», se lamenta Carlos López Otín
El investigador explica que el SARS-COV-2 es un virus natural surgido por su adaptación a humanos y, aunque no es especialmente agresivo, sí sorprende su alta capacidad de contagio.
«Los hay peores», puntualiza pidiendo alejarnos de explicaciones no científicas.
«Estamos cada vez más desincronizados» Carlos López Otín. En su opinión, parte de la situación que estamos viviendo se debe a haber perdido el respeto y la sintonía con el medioambiente.
«Como no corrijamos la relación con la naturaleza, con la sociedad y con nosotros mismos, nuestra existencia dejará de ser el jardín de las delicias al que nos había predestinado una evolución biológica muy generosa«.
Vaticina López Otín.
Pero, además, la pandemia nos debe hacer pensar cuál es y debe ser la convivencia con el tiempo y «abandonar las falsas ideas» acerca de convertirnos «en esclavos de él»
Señala el Premio Nacional de Investigación Ramón y Cajal 2008.
Padecer por la falta de tiempo
«Somos incapaces de reconocer que no tenemos talento, formación o recursos suficientes para satisfacer ambiciones exageradas y eso es vivir en desequilibrio«
Argumenta Carlos López Otín.
Un tiempo que aplicado a la vida tiene un final irremediable.
«Pero el envejecimiento ya no es proceso inalterable que hay que sufrir como una condena inapelable«
Asegura en el libro, que ha escrito junto al biólogo celular alemán Guido Kroemer.
«Podemos envejecer con salud«, pero depende de nosotros mismos, de nuestro estilo de vida, donde la obesidad, la malnutrición, el sedentarismo o el estrés juegan en contra.
Y también lo hace la alteración de nuestros ritmos circadianos al no respetar los ciclos naturales de luz y de oscuridad.
«Estamos cada vez más desincronizados» por la presión de una vida con urgencias, por alargar el día hasta la madrugada restando horas de sueño y por vivir conectados a dispositivos electrónicos.
«La luz se hizo para apagarla y ahora parece que nunca se apague en nuestro entorno», considera López Otín. Crítico con las promesas comerciales sobre la longevidad, muchas de ellas sin respaldo científico, se muestra contundente:
«En el momento que llega una enfermedad nos olvidamos de los sueños de inmortalidad».
Carlos López Otín sigue investigando en su laboratorio de la Universidad de Oviedo, en campos como la progeria o envejecimiento prematuro. Después de pasar por un momento de crisis profesional donde su trabajo fue cuestionado.
Tras recibir el respaldo de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España y de otros ámbitos de la investigación, López-Otín asegura seguir hacia adelante, aunque «los daños del alma, como los genómicos, tampoco se reparan».
La escritura le ha ayudado a avanzar y su «trilogía sobre la vulnerabilidad», que comenzó en 2019 con «La vida en cuatro letras«, sobre las emociones, continúa con «El sueño del tiempo» y se completará con una tercera obra sobre la enfermedad.