El feminismo empieza en la educación. Con su voz cálida y directa, Chimamanda Ngozi Adichie dirige esta emotiva carta a una joven madre que acaba de dar a luz.
Cómo educar en el feminismo. Por Chimamanda Ngozi Adichie. En sus quince consejos, reivindica la formación de nuestros hijos en la igualdad y el respeto, el amor por los orígenes y la cultura.
«En lugar de enseñarle a tu hija a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. […] Dile que, si algo la incomoda, se queje, grite.» Chimamanda Ngozi Adichie
Una invitación a rechazar estereotipos, a abrazar el fracaso y a luchar por una sociedad más justa. Una bella misiva con reflexiones tan honestas como necesarias que conquistará por igual a madres, padres, hijos e hijas.
No descubro nada nuevo si os digo que el 2017 se ha convertido en el año de las mujeres. Tras conocerse el caso Weinster, surgió el movimiento #MeToo con el que miles de mujeres han denunciado casos de acoso y abuso sexual en el mundo del cine que ha derivado en la visibilización del acoso en otros entornos laborales y personales.
Sólo hace falta sentarse a ver las noticias para darnos cuenta la necesidad de defender el feminismo definido por la RAE como principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
Soy consciente de que seguramente hay muchísimos libros más interesantes y que expliquen mejor las cosas, pero quería empezar con algo sencillo y fácil de leer y con este libro acerté de lleno.
Tras una pequeña introducción en la que explica el origen de la obra, la autora divide sus reflexiones en quince sugerencias en las que se tocan temas importantes para lograr la igualdad. Asuntos como la importancia de seguir siendo personas plenas tras la maternidad. La necesidad de compartir los cuidados entre los dos, eliminar los roles de género, alerta sobre el feminismo light.
El feminismo empieza en la educación. Cómo educar en el feminismo de Chimamanda Ngozi Adichie
Compartir con la niña el amor por los libros para cuestionarse el mundo. Cuestionarse el lenguaje. Evitar la idea del matrimonio como un logro. El rechazo a la obligación de gustar siempre. Transmitir el orgullo por su cultura igbo. La diferencia entre feminismo y feminidad en el tema de la apariencia.
No usar la biología para justificar privilegios de los hombres. Naturalizar el sexo y la sexualidad. Enseñar que el amor es algo natural en el que se da y se recibe. La misoginia femenina y el valor de la diferencia.
Sé que ha quedado una retahíla de temas demasiado larga pero me parecían todos muy importantes y dignos de mención que no me quería dejar ninguno.
«Mis favoritos son en los que le recomienda enseñarle a leer, a rechazar la obligación de gustar y el valor de la diferencia» Cómo educar en el feminismo de Chimamanda Ngozi Adichie
Por una sociedad más justa
Con todos estos ingredientes, puede parecer desde fuera una lectura densa y pesada pero la realidad es completamente diferente. Con un lenguaje sencillo y fácil de entender, Chimamanda Ngozi Adichie nos da consejos en base a su experiencia con conceptos asequibles mezclados con anécdotas que ha vivido.
Son apenas 100 páginas de las que es difícil escoger una sola frase ya que hay cientos de ellas esenciales. Tendríais que ver cómo ha quedado de subrayado el libro, incluso capítulos casi enteros (el de fomentar el amor por los libros son dos páginas de pura maravilla).
Sólo puedo añadir que este libro debería ser de lectura obligatoria para todos: hombres y mujeres, niños y mayores, lectores y no lectores. Es un libro corto, fácil, casi como una charla en la que la autora te cuenta sus experiencias que pueden ser muy beneficioso para la sociedad fomentando la igualdad entre hombres y mujeres y la humanidad con el que tienes al lado.
Citas de Chimamanda Ngozi Adichie
- Tu premisa feminista debería ser: yo importo. Importo igual. No «en caso de». No «siempre y cuando». Importo equitativamente. Punto.
- El bienestar de una mujer debe basarse en algo más que la benevolencia masculina.
- Enseña a Chizalum a leer. Enséñale el amor por los libros. La mejor manera de hacerlo es mediante el ejemplo. Si te ve leyendo, comprenderá que leer es valioso. Si no fuera a la escuela y solo leyera libros, posiblemente sabría más que un niño educado de manera convencional. Los libros la ayudarán a entender el mundo y cuestionárselo, la ayudarán a expresarse y la ayudarán en aquello en lo que quiera convertirse: una chef, una científica, una cantante, todas ellas se benefician de lo que se aprende leyendo. No me refiero a libros de texto. Hablo de libros que no tengan nada que ver con el colegio, autobiografías, novelas y cuentos.
- Cómo educar en el feminismo de Chimamanda Ngozi Adichie. Intenta no emplear demasiado a menudo palabras como «misoginia» y «patriarcado» con Chizalum. En ocasiones las feministas tiramos demasiado de jerga y la jerga a veces resulta excesivamente abstracta. No te limites a etiquetar algo de misógino, explícale a tu hija por qué lo es y cuéntale cómo dejaría de serlo.
- Las mujeres no necesitan que las reverencien ni las defiendan; solo necesitan que las traten como a seres humanos iguales. En la idea de que las mujeres necesitan ser «reverenciadas» y «defendidas» por el hecho de ser mujeres subyace una actitud de superioridad.
- Jamás hables del matrimonio como un logro. Encuentra maneras de aclararle que el matrimonio no es un logro ni algo a lo que deba aspirar. Un matrimonio puede ser feliz o desgraciado, pero no un logro. Condicionamos a las niñas para que aspiren al matrimonio y no a los niños y, por tanto, ya desde el principio existe un desequilibrio terrible.
- Enséñale a rechazar la obligación de gustar. Su trabajo no es ser deseable, su trabajo es realizarse plenamente en un ser que sea sincero y consciente de la humanidad del resto de la gente.
- Así que en lugar de enseñar a Chizalum a agradar, enséñale a ser sincera. Y amable.Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. Y luego, alábala cuando lo haga. Alábala sobre todo cuando se plante en una cuestión difícil o impopular porque resulta que es su opinión sincera. Cuéntale que la amabilidad importa. Alábala cuando se muestre amable con el prójimo. Pero enséñale que la amabilidad nunca debe darse por sentada. Dile que ella también merece la amabilidad ajena. Enséñale a defender lo que es suyo. Si otro niño le coge un juguete sin permiso, pídele que lo recupere, porque su consentimiento importa. Dile que, si algo la incomoda, se queje, lo diga, grite. Demuéstrale que no necesita gustarle a todo el mundo. Dile que si no le gusta a alguien, habrá otras personas a las que sí les gustará. Enséñale que no es meramente un objeto que guste o no guste, es también un sujeto al que pueden gustarle o no gustarle los demás.
- Si le gusta el maquillaje, deja que se maquille. Si le gusta la moda, deja que se arregle. Pero si no le gusta ni una cosa ni la otra, déjala tranquila. No creas que criar a una feminista consiste en obligarla a rechazar la feminidad. Feminismo y feminidad no se excluyen mutuamente.
- Enséñale que amor no es solo dar, sino también recibir. Es importante porque a las niñas les transmitimos sutiles ejemplos sobre la vida: enseñamos a las niñas que un componente primordial de su capacidad de amar es la capacidad de sacrificarse. A los niños no se lo enseñamos. Enséñale que para amar debe entregarse emocionalmente, pero también dar por hecho que recibirá. Creo que el amor es lo más importante de la vida. De cualquier clase, comoquiera que lo definas, pero lo concibo como un gran aprecio por parte de otro ser humano y el hecho de concederle una gran importancia a otro.
- En ocasiones, en este discurso en torno al género, se da por hecho que las mujeres se suponen moralmente «mejores» que los hombres. No lo son. Las mujeres son igual de humanas que los hombres. La bondad femenina es tan corriente como la maldad femenina.
- Haz normal la diferencia. Enséñale a que valore la diferencia. Y no es para que sea justa o buena, sino simplemente para que sea humana y práctica. Porque la diferencia es la realidad de nuestro mundo. Y al enseñársela, estás equipándola para sobrevivir en un mundo diverso. Debe saber y comprender que la gente toma distintos caminos en el mundo y que, siempre y cuando esos caminos no dañen al prójimo, son opciones válidas que deben respetarse. Nunca lo sabemos todo de la vida, no podemos saberlo.
- Enséñale a que no haga universales sus principios y experiencias. Enséñale que sus principios son solo para ella, no para los demás. Existe solo una humildad necesaria: comprender que la diferencia es normal.
- Date cuenta, por favor, de que no estoy proponiéndote que la eduques para «que no juzgue», como suele decirse ahora, cosa que me preocupa un poco. El sentir general que se esconde tras esta idea está bien, pero «no juzgar» puede degenerar fácilmente en «no tener una opinión sobre nada» o «callar las opiniones propias». Y por tanto, en cambio, lo que espero para Chizalum es lo siguiente: que esté repleta de opiniones y que sus opiniones tengan un punto de partida fundado, humano y de amplias miras.
Cómo educar en el feminismo de Chimamanda Ngozi Adichie. Fuente: Rose Sioux