La vegetación, los colores flúor y la figura femenina de Alona Harpaz insinúan travesuras y simbolismo espiritual. Un Art Nouveau de estética glam
Art Nouveau y estética glam en los lienzos de Alona Harpaz. Las obras de Harpaz reflejan el renovado interés en la pintura figurativa durante las dos últimas décadas. Fue en 2002 cuando tuvo su primera exposición individual en la galería Sommer Contemporary Art, en Tel Aviv. Esa obra prefiguraba ya su pintura actual.
El Art Nouveau de Harpaz conecta con lo “salvaje”
Cuando Richard Prince vio por primera vez, algunas años más tarde, la obra de Alona Harpaz en Art Basel Miami Beach, escribió para ArtReview que las pinturas de la artista eran un lugar de encuentro de Matisse, Polke y el Punk.
Tal vez había algo de Kippenberg pero creo que sobre todo me gustó la forma en que derramó la pintura y la aplicó en pequeñas cantidades”. De hecho, se pueden detectar sutiles referencias en sus obras.
Los personajes de Alona Harpaz con maquillaje colorido impregnan el lienzo con estética glam
La estructura de muchas de sus composiciones recuerda a los diseños del Art Nouveau. Toques de maquillaje colorido untado en las caras impregna el lienzo con una estética glam y los elementos naturalistas insinúan travesuras, limitación y simbolismo espiritual.
Sus colores —que aplica con acrílico, aerosol y pinturas industriales sobre lienzo— despiertan interés por su intensidad y fluorescencia. Los combina de manera insólita, aplicándolos sin modulación alguna y dando forma a superficies planas.
La línea y la mancha a menudo coexisten y la artista merodea entre la figuración y la abstracción. La narrativa es muy personal, centrada en una única figura femenina, que es siempre el elemento principal de la composición —una representación de una feminidad dueña de sí misma que reacciona a la visión hiper masculina y exotizante de la mujer en Gauguin—.
Art Nouveau europeo y los patrones geométricos de los mandalas asiáticos
Los motivos florales que incorpora en relación con la figura, crean un vínculo entre las formas naturales del Art Nouveau europeo y los patrones geométricos de los mandalas asiáticos.
Entre los animales salvajes se encuentran el lobo, el cervatillo, el búho y el mono —que en la mitología hindú simboliza a Hanuman, un dios de poder y fuerza—. En su obra, la artista conecta con lo “salvaje” —el poder crudo y desenfrenado de la naturaleza— y se deleita con su gracia y velocidad, el conocimiento y la energía inalcanzable.
En la exposición llamada Coming Back to Be A Monkey, Harpaz demuestra que su estilo es más intrépido que delicado, y está dispuesta a enfrentarse al lienzo de una manera inesperada, capaz de dejar algo un poco sin hacer. Es una braveza calculada para la próxima ronda, cuando pueda volver con renovada audacia.
Sobre la artista
Alona Harpaz nace en Tel Aviv, Israel, en 1971. Su padre nació en un Kibbutz y su madre, rumana, fue bailarina de ballet. Vive y trabaja en Berlin. Su obra se encuentra en importantes colecciones, tanto privadas como institucionales: Israel Museum Collection, Richard Prince Collection, Anita & Poju Zabludowicz Collection, Wendy Fisher Collection, Barbara Gladstone Collection, Chadra Collection, Michael L. Hittleman Collection y Sami & Anette Bollag Collection. Estudió en The Bezalel Academy of Art and Design, Jerusalén, y en el International Center of Photography en Nueva York. Su obra ha sido expuesta en Hezi Cohen Gallery, Tel Aviv; Nicole Klagsbrun Gallery, Nueva York; Sommer Contemporary Art, Tel Aviv; Alessandro de March Gallery, Milán; Ramat Gan Museum, Israel; Tel Aviv Museum; Israel Museum, Tel Aviv; Gropius Bau Museum, Berli?n; y Schau Fenster Gallery, Berlin, entre otras.