Durante el pasado 27 de marzo la banda de agridulce y melódico shoegaze, Ringo Deathstarr lanzó su quinto y nuevo álbum de estudio, homónimo, de la mano del sello Club AC30.
Tras cinco años vuelve la banda de Austin Ringo Deathstarr. Los texanos añaden un título más a un catalogo respetable que desde su primer ejemplar (Colour Trip en 2011) los colocó bajo los reflectores más candentes de la escena como uno de los líderes de la nueva generación del shoegazing.
Ringo Deathstarr han estado muy callados. Queda lejos «Pure Mood» su cuarto álbum de estudio. Un silencio que finaliza el pasado 27 de marzo que pusieron en circulación larga duración homónimo.
Elliott Frazier (guitar, vocals), Renan McFarland (guitar), Alex Gehring (bass, vocals) y Dustin Gaudet (drums) siguen mezclando noise pop con shoegaze de una forma muy característica.
Tras cinco años vuelve la banda de Austin Ringo Deathstarr. En este nuevo trabajo, consiguen hacernos viajar a lo largo de sus trece canciones. Etéreos y soñadores, tienen espacios predominantes para levantar muros inquebrantables de sonido.
Canciones tan delicadas como la instrumental “Nagoya“, encargada de abrir de forma sutil el álbum, aunada a “In your Arms”, “Heaeven Obscured“ y“Disease“.
En donde la voz de Alex Gehring se mezcla de forma natural con la estridencia de “Just like You, Gazin” y “God Help The Ines You Love”, a cargo de Elliot Frazier, forman una simbiosis sónica maravillosa que se mantiene a lo largo del disco.
Mención aparte para “Be Love“, una bella armonía de 3:42 minutos que recuerda a “Fools Gold“ de The Stone Roses, gracias a un beat finamente marcado por Daniel Coborn en la batería.
Tal vez lo más arriesgado del disco.
A través de 13 canciones, la banda de Austin logra lo que tanto habían anhelado a lo largo de 13 años de carrera musical.
Encontrar su propio sonido en medio de un revival que sigue siendo totalmente desconocido e infravalorado por muchos.
Tal vez por eso decidieron llamar a este nuevo trabajo simplemente Ringo Deathstarr, para que no quede duda de quién se trata. Es bueno saber que el shoegaze sigue vivo entre pandemias y colapsos económicos