El trabajo primordial de la artista valenciana Carmen Calvo consiste en subvertir el ‘pop-art’ y devolverlo al inconsciente
Carmen Calvo la artista ‘pop-art’ que supera la realidad. Por un lado, el estereotipo fotografiado, la imagen pretendidamente estable de un DNI que nos reduce a la pura existencia instrumental.
Por otro la mirada inquieta tras la máscara, el resentimiento del animal castigado, el tiempo latente de un deseo amputado por la represión, una contraimagen que nos asimila a los locos ya los desheredados.
Carmen Calvo, la artista ‘pop-art’ que supera la realidad. Calvo realiza con obras dedicadas a la mujer o a la infancia; y por otro lado la histórico-artística, con la manipulación a través del collage de postales de viaje.
La artista a lo largo de su trayectoria ha forjado un lenguaje visual reconocible y personal tratando temas como el desarraigo, la educación, el sexo, la religión, la política, la memoria, el paso del tiempo, la familia o las convenciones sociales.
Desde el pasado interpela al futuro, actuando sobre los problemas del presente con el firme objetivo de sensibilizar, de generar dudas, de remover al espectador y generar cierto desasosiego con sus obras.
Estas conectan emocional y conceptualmente con otras formas de expresión artística como puede ser la literatura, la música, el cine o, dentro del propio arte, el surrealismo o el dadaísmo, entre muchas otras.
Un poco más sobre la artista ‘pop-art’ Carmen Calvo:
Carmen Calvo nace en Valencia, en 1950. Tras estudiar Publicidad, ingresa en la Escuela de Artes y Oficios y, posteriormente, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos.
Años después viaja a Madrid y París, donde desarrolla parte de su carrera artística, hasta que en 1992 se instala de manera definitiva en Valencia.
Es una de las artistas españolas conceptuales más representativas del panorama artístico actual. Su formación clásica aparece incluso en sus composiciones más vanguardistas y rompedoras.
Obras arraigadas en parte en la cultura popular en las que quiere denunciar la violencia de la sociedad y reflexionar sobre los retos que supone la globalización.
Sus trabajos adquieren reconocimiento internacional sobre todo a partir de 1997, cuando representa a España en la Bienal de Venecia.
En 2003, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le dedicó una exposición sobre su obra. En 2013 es galardonada con el Premio Nacional de Artes Plásticas.
«La fotografía es una mirada innoble que paulatinamente abarca la humanidad entera, porque ésta no sólo está enamorada sino loca por la deformación y la perversidad, y realmente a base de fotografiar, toma este mundo como el único verdadero».
Calvo, en todo caso, lleva la ironía a su nivel máximo de paroxismo con el título DNI, es decir, identidad documental -la convención regulada, el límite de clase y género, el estigma político, etc.- contrapuesta a otra forma de identidad de carácter privado que pertenece a otro ser, mucho más difícil de acotar desde los lenguajes ordinarios,
Y como colofón la autora dedica una atención especial a la infancia, con toda una serie de obras en las que niños y niñas se empapando de toda la pedagogía de roles y relaciones sociales del nacionalcatolicismo franquista.