Los robots «vintage» de David Plunkert a primera vista, son de un artista Dadá, un crítico observador trabajando la técnica del collage en plenos años treinta.
El trabajo de los robots «vintage» de David Plunkert es brillante y contundente. Un torcedor de rostros, robotizador de humanos que leen poemas incomprensibles en cabarets suizos.
Tampoco el mundo significaba ya nada. En su vertiente conceptual nos remite, aun en otro escenario y contexto artístico y comercial, a aquella crítica por lo absurdo que en realidad terminó por significar tanto.
Dadá retó a una lógica que sólo lo era en apariencia y que había llevado a Europa a la Primera Guerra Mundial, ofendiendo a todo lo que se le puso por delante.
Con sus gritos, con sus juegos y absurdos, con sus ataques al orden burgués, el arte se consagraba como un escupitajo y abandonaba así su condición de divertimento de las clases acomodadas.
En su versión alemana, el dadaísmo se posicionó claramente a la izquierda y denunció directamente, especialmente Heartfield, el camino que estaba tomando la sociedad alemana de entreguerras.
Las técnicas del fotomontaje y del collage se convirtieron, en soporte ideal para plasmar visualmente y sin concesiones el sinsentido que la guerra, la industrialización y la violencia habían hecho de la vida.
El trabajo de David Plunkert muestra que cien años después la fuerza y capacidad de esas técnicas no ha menguado y,
lejos del dulzor nostálgico de lo vintage,
Es continuador más que heredero de esa tendencia inmisericorde y crítica que marcó desde entonces la imagen.
Con los robots «vintage», David Plunkert reconoce la gran influencia que han supuesto en su obra:
“Hay una anarquía inherente insinuada por el collage específicamente en el caso de fotografías de cabezas cortadas y manipuladas
que atraviesa el trabajo de esos artistas y del mío».
”En efecto, entre los conceptos recurrentes en su trabajo están la presencia de cabezas humanas, malabarismos corporales y sobre todo
“el uso de máquinas como metáfora.”
Y continúa: “También confío enérgicamente en combinar de manera fácilmente identificable símbolos en una improbable o absurda narrativa visual”.
Es en su obra personal y en sus collages y dibujos para prensa donde su capacidad crítica y conceptual se refleja con más rotundidad.
«How we became a nation of haters»: ilustración para la revista Playboy
Nos remite directamente a aquel Hitler tragador de monedas de Heartfiled, puede sintetizar la vigencia del sinsentido en que la omnipresente figura humana se encuentra.
Sin por ello perder nunca una especie de humor negro con las que Plunkert impregna identidades, desde la suya propia a la de grandes marcas.
Texto: Inés Plasencia