Joaquín Rodríguez despliega su virtuosismo con los lápices y el bolígrafo sobre papel, para traernos su interpretación hiperrealista de iconos de la cultura popular norteamericana del siglo XX. En sus obras figuras de la música como Bob Dylan, Mick Jagger o Leonard Cohen, homenajes a películas de culto como El resplandor, Taxi Driver, 2001 Una odisea del espacio, o El gran Lebowski, o de la cultura popular como el Hombre invisible o la Criatura de la Laguna Negra. Todos juntos conforman un universo que habita en todos nosotros de forma general, y en la cabeza del artista de una forma muy particul.
Es un artista que dibuja todo lo que pilla y lo hace de forma magistral, a veces copiando la realidad, a veces dando una vuelta de tuerca a los personajes que retrata, para en un plano más hiperrealista que realista y con un dibujo a línea donde el rostro es el protagonista, darnos un mensaje que no acertamos muy bien a vislumbrar pero que desde luego nos llama la atención.
En todas las obras se deja ver su formación de arquitecto, pues no sólo domina el dibujo, sino los espacios en blanco, recreando formas que todos vemos pero que en realidad son espacios vacíos, conjugando de forma perfecta imagen y geometría. Iluminación intensa, contraste, y gesto, en perfecta armonía espacial y conceptual.
ALTER es la segunda exposición individual de Joaquín Rodríguez en la galería La Fiambrera, después de “Graphic Content” hace algo más de dos años. En ella Joaquín muestra con contundencia esa evolución que se ve en los artistas que están comprometidos con su obra y volcados en el crecimiento de su lenguaje. Su talento innato para el dibujo, junto a su disciplinada técnica, hace que el resultado sea espectacular, casi sobrecogedor, cuando acercamos el ojo y contemplamos la minuciosidad del trazo y la pureza de las líneas. Con una increíble habilidad para retorcer la realidad y dar forma a sus fantasías con la única ayuda de un bolígrafo, ahora se coloca en un punto de partida diferente; los personajes se han vuelto más libres, más autónomos, los gestos son más dramáticos, y los conceptos se han hecho más complejos. Cada obra cuenta varias historias, abriendo un camino conceptual, morfológico y estético propio, que funciona aisladamente de forma independiente al conjunto.
En ALTER Joaquín Rodríguez lleva el realismo al borde del Surrealismo, para hacernos reflexionar sobre la finalidad de la máscara, lo que pretendemos ocultar, y en definitiva sobre nuestra propia identidad.