La autora aragonesa publica Antes mueren los que no aman, la segunda parte de Morir no es lo que más duele.
La periodista Inés Plana (Barbastro, Huesca) debutó en la literatura negra con Morir no es lo que más duele (Espasa), un thriller que comenzaba con la aparición en un bosque de Uvés –localidad ficticia de la sierra de Madrid–, del cadáver colgado de un hombre con los ojos arrancados. Apenas necesitó unas cuantas semanas en las librerías para que – tras el éxito de crítica y público- se firmase una segunda parte, que acaba de llegar: Antes mueren los que no aman (Espasa).
Aquel suceso le fue asignado al teniente de la Guardia Civil Julián Tresser, que continúa siendo el protagonista de esta segunda novela. Tendrá que arrojar luz sobre un suceso estremecedor: una funcionaria de la Seguridad Social muere decapitada al ser empujada violentamente contra una cristalera. La culpable es una joven que huye del lugar. A partir de aquí, se desarrollan cuatro tramas conectadas entre sí en cuatro escenarios distintos.
Hay personas que nunca han hecho mal a nadie pero que, al enfrentarse a una situación límite, son malas
Inés Plana pone a prueba las limitaciones de sus propios personajes. Viven en una encrucijada constante. «Así es la vida, nos somete a muchas pruebas y dilemas éticos. Todos los personajes se caracterizan por enfrentarse a algo más grande que ellos mismos, algo que no pueden controlar y que no tienen armadura suficiente para afrontarlo», cuenta la autora a Libertad Digital. Estas situaciones dan pie a explorar la naturaleza del mal: «Hay personas que nunca han hecho mal a nadie pero que, al enfrentarse a una situación límite, son malas. En esta novela, para salvarse hay quien miente, quien es desleal y quien traspasa sus propias líneas rojas».
Solo un crimen, muchos cadáveres
En Antes mueren los que no aman encontramos personajes rotos, con heridas que supuran bajo la aparente cicatriz. Su título responde a la propia potestad de la autora: «En la vida real, los malos son eternos, los últimos que mueren. Como autora, imparto mi propia justicia y mueren antes los que no aman. En este libro, solo hay un crimen pero hay muchos cadáveres».
En esta novela, que «se puede leer de forma independiente a la primera», el lector se reencuentra con Tresser: «Entonces estaba en pañales y tenía mucho recorrido literario. Es un teniente solitario y huraño aún siendo tan joven. Se siente un viejo y le falta vida. Me apetecía darle un poco de vida». El personaje ha evolucionado y ahora lo encontramos obsesionado con hallar a Luba, una niña de doce años que desapareció hace dos y que siente suya. «He querido enfrentarle a sus propias emociones. Él se descubre a sí mismo con unas capacidades emocionales y afectivas que en la vida había pensado que tenía».
El infierno por el que pasa es inventado porque me rompería el alma usar historias reales
La trama nos conduce hacia la trata de mujeres y la explotación sexual infantil: «No puedo entender cómo esclavizar a niñas no está más penalizado. Es una contradicción que, como sociedad, deberíamos resolver. La historia de Luba y el infierno por el que pasa es inventado porque me rompería el alma usar historias reales. A pesar de las atrocidades que le hacen, Luba manutiene una inocencia admirable, es de las partes más conmovedoras de la novela».
El CNI
Toda la trama se desarrolla en un ambiente de tensión social, en las Navidades de 2009, en plena crisis económica. Plana decidió incluir en el reparto de protagonistas a un agente del CNI, «un cuerpo secreto, adiestrado para mentir por su servicio al país, son muy opacos». «Nunca me van a contar todo de su funcionamiento, así que he preferido tirar de imaginación y me documenté para saber qué se había escrito sobre ellos. Me he inventado un agente del CNI para mí», reconoce.
Admiradora de clásicos de aventuras como Julio Verne, Mark Twain Jack London, la autora vuelve a apostar por la novela negra clásica, en la que el lector sabe más que los personajes, y se esfuerza por darle a los personas una profundidad más allá de lo que requiere el propio suspense. «La realidad no es amable y la novela negra no está para contar vidas felices, sino para renovar almas y rebuscar en los lados oscuros de la sociedad y una manera de explicarnos a nosotros mismos».
Inés Plana. Antes mueren los que no aman. Espasa, 2019. 512 páginas.
Texto: Laura Galdeano