Con decoración sencilla, que genera ambiente cálido, La Búfala restaurante bebe de los paisajes de la Sicilia y del Mediterráneo.
En La Búfala de Alaró la comida es sinónimo de compañía. La naturaleza está muy presente, prueba de ello son los arboles en el jardín. La carta mezcla platos tradicionales y otros con sabores actualizados, y se riega con una selección de vinos, mitad italianos mitad españoles.
No faltan, en una carta en la que también hay pizzas, carnes y pescados, los spaghetti alla carbonara clásica, con guanciale, yema de huevo y pecorino. ¡Y qué spaghetti! Con ese “guanciale” bien crujiente que sorprende en algún que otro bocado.
También sorprenden los tagliatelle frescos al Parmesano mantecados en rueda de queso, por el sabor y la preparación que se termina en sala. Uno de los imprescindibles de Dario.
“Es una pasta fresca que preparamos en la cocina: la cocemos y, una vez cocida, la mantecamos con una crema de Parmesano. El camarero en la sala la termina en la rueda de Parmesano para darle un toque diferente»
En La Búfala de Alaró la comida es sinónimo de compañía. Productos italianos, sí; pero que bailan en el plato con otros locales. “Lo que no hacemos es importar productos que haya buenos aquí también”. Coherencia.
El colofón a este despliegue de tradición italiana revisitada llega con el postre. El clásico tiramisú resultará tentador, pero los Cannoli Siciliani, o Cannolo si hablamos de uno solo, es la hostia. Como ya sabéis, es un postre Italiano, originario de Sicilia, es una parte esencial y muy importante de su cultura culinaria y merecerá ese hueco que siempre hay que dejar para el final.
Si no puedes con todo, siempre puedes compartir. Después de todo, como piensa Dario Zappalá, la comida es sinónimo de compañía.
En La Búfala de Alaró la comida es sinónimo de compañía. Por Bernd Eldelbar.
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