“El estado actual del mundo se siente más desalentador cada día. Mi trabajo me sirve de refugio para hacer que el material evoque un significado y para crear lo que quiero ver en el mundo. Las esculturas resultantes abarcan vasijas, bustos y figuras del tamaño de una mesa para elaborar cuadros de bodegones de varias piezas. Trabajo con porcelana, extrayendo el pasado históricamente ponderado del material y sus antiguas asociaciones con el deseo, el gusto y el consumo. Se sabe que la porcelana es delicada, brillante y lujosa, tal como se supone que son las mujeres. En mis obras escultóricas yuxtapongo extremos, uniendo lo grotesco con el mundo idealizado de la feminidad, reuniendo imágenes e historias a lo largo de vastas líneas culturales”.
El uso de alimentos en su trabajo (dulces, helados y goteo de chocolate) recuerda el valor del azúcar, que se usaba para decorar en las grandes exhibiciones gastronómicas de los tribunales del siglo XVIII. A medida que el azúcar se hizo más disponible (como resultado del colonialismo), la porcelana se convirtió en el nuevo material deseado que significaba riqueza y sabor y se mostraba de manera similar. Por lo tanto, la sobreabundancia de dulces adquiere muchos significados complicados que se vinculan con el patriarcado y el imperialismo.
ENG: “The current state of the world feels more daunting every day. My work serves as as refuge for me to make material evoke meaning and to create what I want to see in the world. The resulting sculptures span table -top sized vessels, busts and figures to elaborate multi- piece still life tableaus. I work with porcelain, mining the material’s historically weighted past and its long held associations with desire, taste, and consumption. Porcelain is known to be delicate, shiny and luxurious, just like how women are supposed to be.
In my sculptural works I juxtapose extremes, wedding the grotesque to the idealized world of femininity, gathering images and histories along vast cultural lines”.
The use of food in her work -sweets, ice creams and dripping chocolate recalls the value of sugar-, which was used for decoration at the grand dining displays of 18th century courts. As sugar became more available (as a result of colonialism) porcelain became the new desired material that signified wealth and taste and was displayed in similar ways. Therefore, the overabundance of sweets takes on many complicated meanings that tie into patriarchy and imperialism.