Hay tanta elegancia como sangrientas desproporciones en el surrealismo de Constanze Waeger. Hay tanto dolor impregnado en las manifestaciones corporales representadas con piezas simétricas, casi gráficas que te deja sin aliento. Un pájaro que refleja un cuerpo femenino, respondiendo al flujo dinámico de su postura, todo formado por multitud de capas de refinadas pinceladas que crean una profundidad casi tridimensional en sus pinturas. Este proceso, que es tan evasivo como el aleteo de las alas de un colibri, es atrapado en el momento y sostenido con una vibrante comprensión de su pincel. Por lo tanto se trata de muchas historias de transformación, crecimiento y curación: Un devenir.
(Sofie Tanashka, escritora y crítica de arte de Magasinet Kunst, Dinamarca).
El cuerpo femenino en los cuadros de esta artista alemana se presenta como un símbolo de crecimiento tanto interno como evolutivo. La figura sin rostro encarna el derecho de una mujer a ser justamente eso; una mujer. Esta lucha por liberarse de la sociedad y sus luchas internas son el objetivo emocional de su arte.
Constanze Waeger llegó con su familia a Mallorca en 1994, a los 14 años y estudió en el “Chelsea College of Art” de Londres, donde completó su licenciatura en el “Edinburgh College of Art”. A partir de aquí ha pasado muchos años viviendo y trabajando en Londres, París, Basilea, Nueva York y Los Angeles. Recientemente acaba de regresar a Mallorca con su hija y ha establecido su estudio en la isla. “Desde muy jovencita me inspiraron enormemente los grandes maestros del Renacimiento, como Michelangelo Merisi da Caravaggio o el maestro surrealista Salvador Dalí. Pasaría horas en los museos contemplando la majestuosidad de sus obras».
La hábil ejecución de sus pinturas nos recuerda a estos viejos maestros, sin embargo, ella ha desarrollado su propio estilo inconfundible de figuras femeninas y elegantes. “Mi trabajo es meticuloso y requiere mucho tiempo, aunque el oficio tiene poco que ver con la perfección. A medida que trabajo cada pieza, que agrego capa tras capa, la pintura evoluciona conmigo. Éstas no son simplemente capas de pintura, sino emociones que surgen a lo largo de todo mi proceso. Mi paleta consiste en los colores naturales de la tierra, colores relajantes y armoniosos. Un sentimiento de melancolía habla a nuestra alma, toca un acorde en nosotros que a menudo encontramos incomodidad al explorar. Quiero descubrir esto sin miedo, desafiar a mi audiencia a encontrarme allí, en un vasto espacio sin antecedentes de perspectiva, privados de la influencia de nuestro entorno».
ENG: There is as much grace as there are bloody disproportions in Constanze Waeger’s silhouetted surrealism. As much pain as expression in the bodily manifestations of growth and development depicted in the symmetrical, almost graphic pieces. A bird reflecting a female body, responding to the dynamic flow of her posture all created by the many layers of refined brush strokes that create an almost three-dimensional depth in her paintings. This process, which is as evasive as the flutter of a wing of a bird is caught in the moment, held in a vibrant grasp of her brush. Thus, it is many tales of morphing, growing and healing Becoming.
(Sofie Tanashka, writer and art critic for Magasinet Kunst, Denmark)
The German-born artist paints the female form as a symbol of growth, internal as well as evolutionary. In her works of faceless figures, she embodies the right for a woman to be just that; a woman. This strive to becoming liberated and unbound by society and the internal struggles are the emotional goal of her art. She arrived with her family to Mallorca in 1994, aged 14. She studied at the Chelsea College of Art in London and completed her Bachelor at the Edinburgh College of Art after which she spent many years living and working in London, Paris, Basel, New York and Los Angeles. She recently returned to the island with her daughter and has set up her studio here.
“From a young age I was hugely inspired by the old masters from the Rennaisance period such as Michelangelo Merisi da Caravaggio as well as the surrealist master Salvador Dali. I would spend hours at Museums studying their craft, in total awe over their powerful imagery.”
The skilful execution of her paintings remind us of these old masters, yet she has developed her very own indistinguishable style in the feminine and elegant figurines that unfurl on her canvases.
“My work is meticulous and time consuming, though the craft has little to do with perfection. As I work on each piece, as I add layer after layer, the painting evolves with me. These are not simply layers of paint, but emotions that arise throughout my process. My palette consists of natural earth like colours. I find these colours soothing, harmonious. A feeling of melancholy speaks to our soul, strikes a chord in us which we often find discomfort in exploring. I want to discover this without fear, dare my audience to meet me there, in a vast space without perspective backgrounds, deprived of the influence of our surroundings.”