En 2006, Alberto Vázquez publicó Psiconautas, un comic que narraba las vidas de dos jóvenes animales, Dinky y Birdboy, ratita y chico pájaro, atrapados en una visión muy tétrica de Galicia marcada por la crisis de la droga, el maltrato al medio ambiente y la destrucción del tejido industrial a partir de los años 80. Pedro Rivero se enamoró del cómic y juntos crearon en 2012 una primera adaptación cinematográfica de la obra de Vázquez, con el corto Birdboy, que se alzaría con el Goya al mejor Cortometraje de Animación.
En 2015, Vázquez y Rivero han terminado por fin el largometraje Psiconautas, en el que expanden y profundizan en los temas y en el estilo abierto en Birdboy siguiendo la obra original de 2006, y que fue presentada en la sección Zabaltegui del Festival de Cine de San Sebastián. En ella, volvemos a encontrarnos con Birdboy y Dinki, en una lucha por escapar de una isla asolada por una catástrofe ecológica: Birdboy aislándose del mundo, Dinki emprendiendo un arriesgado viaje con la esperanza de que Birdboy la acompañe.
Los directores utilizan el mismo reparto básico de personajes: el inquietante Birdboy, Dinki -una ratita asfixiada por su familia disfuncional-, la psicótica coneja Sandra, el tímido Zorrito. Da más papel a algunos secundarios y crea tramas enteras cuando es preciso, pero la base es la misma, un inquietante relato que desarrolla una poderosa simbología: tras una catástrofe medioambiental, los habitantes de la Isla dejan pasar sus días grises, rodeados de parajes yermos sin vida. Dinki, Sandra y Zorrito quieren escapar de allí y marcharse a «la ciudad», un lugar del que no sabemos nada porque, en realidad, ellos tampoco saben nada. Sin embargo Birdboy, al saber volar, podría escapar en cualquier momento, pero sus demonios internos se lo impiden. Los combate con drogas, un elemento muy presente en la historia, y, de hecho, está potenciado en el film con respecto al cómic. En palabras de Alberto Vázquez, se debe a la influencia de la situación de Galicia en los años ochenta, cuando la heroína causaba estragos.
Psiconautas. Los niños olvidados tiene la duración justa para contar exactamente lo que quiere contar, sin relleno o momentos de flojera narrativa. Muy al contrario, el guion consigue mantener siempre el interés y la tensión, moldeando una historia que no da todo mascado al público pero tampoco se recrea en su propio hermetismo. Tiene momentos estremecedores, y estallidos visuales muy potentes, casi siempre relacionados con los siniestros Psicopájaros que anidan dentro de Birdboy. A pesar del mensaje ecologista -que remite, incluso estéticamente, al cine de Hayao Miyazaki-, puede darse por buena la definición del propio Vázquez: «una antifábula sin moraleja«.
También os dejamos un par de clips de la película.
Si queréis conocer más en profundidad los temas de la obra de Vázquez y Rivero, os dejamos aquí una espléndida entrevista a la revista Cactus.