Más de 100 personas con sobredosis en menos de dos días provocaron un estado de alerta sobre el consumo del K2, una droga potencialmente mortal.
A mediados de agosto, decenas de personas aparecieron semi inconscientes sobre el césped del parque New Haven a un costado de la Universidad de Yale en Connecticut, Estados Unidos. Los cuerpos de emergencia no se daban abasto ante la situación, que se agravó durante los días siguientes hasta sumar más de 100 personas en poco menos de 48 horas que presentaban los mismos síntomas: taquicardias, náuseas incontrolables, dificultad para respirar y psicosis.
Después de recibir atención médica, los médicos determinaron que todos habían consumido K2, una poderosa droga creada en laboratorio cuyos efectos se están convirtiendo en un problema de salud público en Estados Unidos, Inglaterra y otras latitudes del globo.
¿Qué es el K2, la droga que provoca sobredosis en masa?
En el mercado negro se le conoce como K2, marihuana sintética o fake weed, pues suele venderse bajo el concepto de una combinación de distintas especies de marihuana sumadas a otras hierbas naturales; sin embargo, los distintos análisis químicos han demostrado que se trata de compuestos sintéticos creados para imitar los efectos del tetrahidrocannabidol (THC), el principal componente psicoactivo de la marihuana, pero con un efecto cien veces más potente y dañino. Este compuesto suma a la epidemia a causa de las drogas sintéticas en los Estados Unidos, un país donde 198 personas mueren a diario en promedio a causa de sobredosis. Según los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH por sus siglas en inglés) los cannabinoides sintéticos son «compuestos químicos artificiales que alteran la mente» y su forma de consumo más común es a través de fumar «cigarrillos electrónicos u otros dispositivos, donde se rocían sobre la materia seca y triturada de una planta, o se venden como líquidos que se vaporizan e inhalan».
¿Cuáles son sus efectos?
Según el NIH, esta droga «actúa sobre los mismos receptores de las células del cerebro que el THC»; no obstante, asegura que «algunos de ellos se adhieren con más fuerza que la marihuana a los receptores de las células afectadas por el THC y pueden producir efectos mucho más potentes». Esto da como resultado un abanico de efectos impredecibles en el consumidor, algunos que pueden poner en riesgo la vida como ansiedad extrema, confusión, paranoia, alucinaciones, aumento de la frecuencia cardiaca, vómitos, comportamiento violento y tendencias suicidas, entre otros.