Cargado: esa es la sensación que nos consume mientras nos desplazamos a través de las fotografías de doble exposición teñidas de neón del fotógrafo francés Louis Dazy. Mientras que una cámara digital produce resultados instantáneos, Dazy prefiere disparar en analógico como lo ha estado haciendo desde 2014, afirmando que disfruta la agónica espera de desarrollar un rollo de película (hay un dicho que los fotógrafos analógicos son masoquistas creativos, y tendemos a aceptarlo) A menudo dispara en doble exposición, donde las palabras se filtran en los retratos, creando un poema visual donde se encuentran dos mundos.
Hay mucho amor en las imágenes cinemáticas de Dazy, entre el dinamismo y la melancolía, la acción y la quietud. Precioso grano de película, tonalidades monocromáticas, composiciones reflexivas. Rayas de luz, letreros de neón, delicioso bokeh. Vemos influencias de películas como Blade Runner, Tron o 2001: A Space Odessey; vemos noches normales convertidas en algo mágico con una simple manipulación de la cámara. Y al igual que una noche de embriaguez, reproducimos en nuestras mentes la fotografía de Dazy como una página que no podemos soportar, difícil de olvidar, ansiosos por las próximas.
ENG: Charged — that’s the feeling that consumes us as we scroll through the neon-tinged double-exposure photographs of French photographer Louis Dazy. While a digital camera produces instantaneous results, Dazy prefers to shoot in analogue as he’s been doing since 2014, stating that he rather enjoys the agonizing wait of developing a film roll (there’s a saying that analogue photographers are creative masochists, and we tend to agree). Often he shoots in double-exposure, where words seep into portraits, creating a visual poem where two worlds meet.
There’s a lot to love about Dazy’s cinematic imagery, which yoyo between dynamism and melancholy, action and stillness. Lovely film grain, monochromatic hues, thoughtful compositions. Streaks of light, neon signs, delicious bokeh. We see influences of films like Blade Runner, Tron, or 2001: A Space Odessey; we see ordinary nights turned into something magical with a simple camera manipulation. And just like an intoxicating night out, we replay Dazy’s photography in our minds like a page we can’t bear to turn — difficult to forget, eager for the next ones.
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