Después de varios años de fascinación y experimentación, pareciera que con las redes sociales ha ocurrido algo parecido a aquello que aconteció con la televisión y antes con otros medios de comunicación masiva: el romance un tanto ideal entre los usuarios y la plataforma se convirtió eventualmente en una relación más bien desequilibrada, inclinada notablemente hacia los proveedores del servicio, interesados cada vez más en mantener a los usuarios activos pero sobre todo cautivos, y además con un elemento realmente novedoso: mercantilizar la información personal proveída sistemáticamente con su actividad. En este contexto, quizá podríamos ahora preguntarnos por la importancia que tienen las redes sociales en nuestra vida actual, misma que no es otra más que aquella que nosotros mismos les damos. Esto puede parecer obvio, pero en ocasiones olvidamos que son nuestras decisiones y actos cotidianos los que construyen la realidad en la que vivimos. A continuación compartimos nueve tipos de información personal que podrían ser motivo de esta reflexión.
Tu fecha de cumpleaños: Muchas personas usan su fecha de cumpleaños como la base de numerosas contraseñas, en muchos casos en ámbitos relativamente importantes como los servicios bancarios, el correo personal u otros. ¿Bastaría saber tu fecha de nacimiento y tener un poco de imaginación para conseguir esas contraseñas?
A la mayoría de tus “amigos”: Hace tiempo un estudio señaló que el cerebro humano no puede manejar más de 150 relaciones personales, lo cual echa por tierra la pretensión de Facebook de contar con miles de “amigos”. ¿De verdad es necesario que ese hombre o esa mujer que conociste en una fiesta y a quien no volviste a ver esté al corriente de tu vida?
Tu número telefónico: Desde hace algunos años Facebook solicita el número telefónico como parte de sus datos básicos para tener un perfil, mismo que puede o no aparecer públicamente, pero que quizá en un descuido dejamos ver. ¿Te has imaginado lo molesto que podría ser que tu número telefónico cayera en las manos equivocadas?
Fotografías de menores: Si de por sí la infancia es una etapa de indefensión en la cual otro toma las decisiones por uno, en la era digital está ocurriendo un fenómeno que sin duda tendrá consecuencias en un futuro no muy lejano: el derecho a la imagen de los menores. ¿Pueden los padres u otras personas, por el solo hecho de ser adultos, hacer pública la imagen de un menor de edad? E incluso ahora: ¿qué destino tienen esas imágenes?
Tu información de geolocalización: En un sentido similar al punto anterior, vale la pena considerar la relevancia de tu información de geolocalización para el mundo. ¿De verdad es muy importante que señales cuando sales de viaje, cuando vas a comer a un restaurante o cuando sales a correr al jardín más cercano? De algún modo no, pero también es cierto que otras personas pueden tomar esto como una ventaja.
A quienquiera que pueda afectar tu vida profesional: Las redes sociales pueden convertirse en una fuente un tanto ridícula de problemas en el trabajo, sobre todo cuando se usan sin responsabilidad; tal vez subiste a Instagram una fotografía que creíste muy graciosa, pero que en cierto sentido fue ofensiva para la empresa en la que trabajas. Y las consecuencias fueron las esperadas: eso te acarreó algún tipo de problema laboral. Para evitar una situación como esta lo mejor sería, claro, que no tomaras las redes sociales ni como un puto confesionario ni como un foro para entretener al mundo, pero si no puedes controlarte, quizá te convenga al menos borrar de tus contactos a personas que has conocido en tu vida profesional y que quizá no quieras que tengan conocimiento de tu vida digital.
Tu situación sentimental: En los tiempos que corren, somos tan gilipollas que parece que el amor no existe si no se muestra en Facebook. La necesidad de ser mirados y aplaudidos, que las redes sociales tanto fomenta, tiene en el caso de las relaciones sentimentales un capítulo propio. ¿Pero vale la pena alimentar esa maquinaria? La recompensa, en efecto, puede ser placentera, y los creadores de las redes sociales entendieron este mecanismo humano a la perfección, ¿pero qué hay de la otra cara de la moneda? ¿Cuántos likes vas a tener cuando cambies tu estado de relación de nuevo a soltero (a)? Y en otro sentido, ¿por qué parece que hemos perdido la capacidad de disfrutar un hecho en sí mismo, en sus propios horizontes?
Fotografías del pase de abordar de un vuelo: Presumir un viaje es otro de los motivos recurrentes en las redes sociales, pero hay quienes no se conforman con el check-in en el aeropuerto, el hotel o el bar de moda en el lugar que visitan. Hay quienes toman fotos de los pases de abordar de su vuelo, cuyo código de barras puede ser el acceso a la información dada a la aerolínea para adquirirlos: nombre, número de pasaporte, método de pago, etcétera.
Información sobre tu tarjeta de crédito: Si alguna vez compartiste algún tipo de información sobre una tarjeta bancaria, quizá sea mejor que la busques y la elimines. ¿Qué te parece? ¿Has pensado sobre la importancia que le concedes a las redes sociales en tu vida?