Hugo se detiene pocas veces en la parte más complaciente de las sociedades contemporáneas subsaharianas y prefiere poner cara y nombre, de modo casi documental, a sus historias y contraponer la prosperidad occidental a personajes como los heroicos jóvenes que recogen desechos en un vertedero tecnológico de Ghana, Agbogbloshie, rodeados de productos tóxicos y con una esperanza de vida irrisoria. O montar un complot artístico con el realizador nigeriano Gabazzini Zuo para implicar a actores y actrices de Nollywood en coreografías extravagantes, casi surrealistas, como la de un joven Darth Vader negro en cueros, plantando los pies en el lecho de un río casi extinto.
O documentar la trashumancia de los artistas de circo nigerianos que viajan por su país en compañía de hienas, monos o pitones, anacrónicos pero extrañamente congruentes en paisajes urbanos de Lagos o Abuya y en pleno siglo XXI. O rendir homenaje a las víctimas del sida en Khayelitsha, el populoso suburbio negro de Ciudad del Cabo, retratadas en la morgue e identificadas como recordatorio de su humanidad y su tragedia. Entre tantas historias, nombres y caras, flotan las imágenes de su madre recién operada del pecho, su mujer embarazada o una abuela con la que el vínculo afectivo casi se hace palpable… Codeándose con apicultores, albinos o magistrados del Tribunal Supremo de Ghana. Una presencia anómala, como la propia identidad de Hugo, sudafricano blanco rodeado de mayorías negras, un outsider en el contexto de su país y del continente.
En el plano estrictamente técnico, la obra de Pieter Hugo destaca por su estilo pictórico. Por los fondos calimosos y desvaídos de sus hombres hiena, las composiciones monumentales clásicas del vertedero ghanés y sus habitantes perfectamente situados en el centro del «lienzo». En algunas de sus series rehúye los efectismos y las prisas del fotoperiodista y prefiere exponer sus historias a lo largo de varios encuadres que no provocan emociones inmediatas, brindando espacio y tiempo a quien se acerca a su obra para que pueda explorar las imágenes y dejarse penetrar por ellas. Otras veces documenta y pone nombre, como en sus imágenes post-mortem de víctimas del sida. Otras veces, como sucede con sus retratos en estudio de Mirar de lado, nos enfrenta a albinos e invidentes con miradas directas que incomodan. Tiene cierta habilidad para sacudirnos como hizo con los directivos de Pirelli.
Sarcástico, directo y sin retoques. Aparentemente simple. Siempre deliberado, jamás aleatorio. En gran formato. Es Pieter Hugo y no pasa desapercibido ni deja indiferente.
ENG: “The South African photographer Pieter Hugo’s (1976) monumental photographs, centred around contemporary Africa, are now well known around the world. He has already won numerous awards including the KLM Paul Huf award in 2008 and was recently nominated for the Deutsche Börse Photography Prize 2012. The Hague Museum of Photography will be the first museum to exhibit a comprehensive survey of Hugo’s work from 2002 2011. Together with many previously unseen works, the exhibition will include a curated selection of his most well-known series: The Hyena & Other Men, the bizarre Nollywood and the striking Permanent Error. His impressive portraits tell personal stories about recurring themes throughout his oeuvre, namely those people who inhabit the margins of society in Sub-Saharan Africa.
The differences between the West and Africa, rich and poor, white and black are confronted in Hugo’s vivid compositions. Many of his series are prompted by newspaper articles, or radio and television pieces, which he finds compelling. He came in contact, for instance with the group of men who travel around Nigeria with hyenas and pythons, through an image sent via cell phone camera by a friend. He decided to accompany the group on their travels, and the outcome of this experience is The Hyena & Other Men (2005 2007), a series of portraits from a travelling group of street performers, who together with their sometimes forcefully tamed animals earn money to continue travelling.
In the series Permanent Error (2009 – 2010) he offers portraits of young men and woman who live amidst an immense waste dump of broken computers, mother boards and keyboards. To earn money these young people burn the computers dumped here as a means to extract valuable metals. The dangerous and poisonous vapours produce a hell on earth, where the quality of life is already challenging. The people who pose for Hugo stand in front of the camera with a defiant self-confidence.
From a different perspective comes his series about Nollywood (2008 – 2009) in Nigeria, the biggest film industry in the world after Hollywood and Bollywood. Here, stories that have for centuries been part of an oral tradition are told in dramatic films in which a central role is reserved for themes such as romance, witchcraft, bribery and prostitution. It is this world, where the everyday and the surreal exist simultaneously, that Hugo finds fascinating. In this series Hugo depicts actors and assistants posing in the role of movie characters. The result is an absurd tableau such as a photo of a half-naked woman sitting on a bed with a bloody knife stuck between her breasts. All the while she stares blankly at the camera. In another image, a woman well-dressed in Nigerian clothing sits completely unfazed by the man next to her made-up as the devil.”