Nancy Grace Horton ha estado trabajando como fotógrafa y educadora desde hace más de 20 años. Según explica, sus fotografías son investigaciones de los roles femeninos de género, influenciados por la cultura y los medios de comunicación. Su trabajo es una extensión al siglo XXI de las preocupaciones feministas con respecto a la representación en los medios de comunicación de las mujeres. Más específicamente, dice Horton que le interesan las relaciones de poder explícitas e implícitas que son construidas y mantenidas por los sistemas mediatizados de representación. Utilizando fragmentos narrativos que confunden las convenciones de la cultura popular, explora las normas del comportamiento femenino y el mal comportamiento.
Dice inspirarse en el cine, la televisión, las revistas y las experiencias personales. Reconoce que su proceso creativo está planificado pero en ningún escrito. Es exploratorio, pero con metas y límites firmes. Los accesorios, los modelos (que a menudo son amigos) y los lugares escogidos, actúan como catalizadores para el desarrollo de composiciones fuertes y gráficas que sugieren fragmentos de una historia no contada. Por último, afirma que la intención de su trabajo es confrontar al espectador con sus preconcepciones ocultas con respecto a los roles construidos de las mujeres dentro de la sociedad.
ENG: Trained as a photojournalist, Hortonwho lives near the Maine/New Hampshire borderspent several years as the staff photographer for the Hampton Beach Casino. She loved having a spot in the front row, as well as the chance to photograph iconic performers, but she was also fascinated with the crowd, especially the women. Those women in the crowd occupied the storefront windows of Engine, where they usher viewers into an eclectic and challenging exhibition of photographs, cyanotypes, video installations, handmade books, sculptures and even a dress made of photographs.
Each work, says Horton, challenges the narrowly defined ways in which women are perceivedand how they perceive themselvesin American society today. Horton’s work on this theme has been seen widely in New England, but less so in Maine. The Engine show worked to change that.
“I’m happy that it’s getting attention,” she says. “And that it’s aligning with an issue that’s at the forefront of conversation right now.”