Kampala es la capital de Uganda, país del África Central que tras dejar de ser colonia británica ha sufrido gran cantidad de golpes de Estado. Aunque en la actualidad cuenta con un gobierno supuestamente democrático, la corrupción está a la orden del día y hasta en los mismos procesos electorales.
El fotógrafo italiano Michele Sibiloni lleva varios años viviendo en Kampala, lo que le ha permitido documentar la vida de la ciudad basándose exclusivamente en el momento del día que más le interesa: la noche.
La truculenta historia del país, ser la ciudad del mundo con mayor índice de sida, homofobia radical amparada por el gobierno y una situación económica no muy boyante, convierten la noche de Kampala en el campo perfecto para que muchos africanos y extranjeros intenten olvidar y se dejen llevar por todo aquello que ayuda: alcohol, fiesta, sexo y drogas.
Un terreno que interesa y mucho a Sibiloni, que ha estado durante dos años documentando la noche kampaleña y viviéndola en primera línea, algo que se puede comprobar con tan solo echar un rápido vistazo a algunas imágenes de este trabajo.
Una estética que se mueve entre el feismo a golpe de flash y una narrativa muy abierta que lo aleja del clásico trabajo documental amparado en el dramatismo ha permitido que Sibiloni convierta este proyecto en un fotolibro editado por la casa Edition Patrick Frey llamado Fuck It, un proyecto que muy probablemente sea uno de los trabajos documentales del año. (Por Adrián Morillo)
Capturing wild nights out in Uganda
Under a cloak of darkness, our most true or most fake selves often come out to play. Escapism is universal and typically accompanied by a cabinet of vices like booze, drugs and promiscuity all of which go hand-in-hand with a desire to seek out freedom once night-time descends. That’s what Italian-born photographer Michele Sibiloni, who now lives in east Africa, found when he visited Kampala in Uganda, encountering street-walkers, vagabonds, Rastafarians, drunken locals and tourists, hustlers, beggars and more.
Sibiloni recalls meeting a Ugandan local who offered to show him around on the flight over, leading to his first brush with the nightlife he’s been documenting for four years now. “I wanted to shoot the nightlife that was happening along the streets because (it) was very different from where I come from,” he explains of his work, which will be collected in a new photobook, Fuck It, this month. “Everything happens fast here: birth, death, relationships, affairs, life, everything happens at a fast pace but in a relaxed manner, and nobody worries about it too much.”
The title comes courtesy of one of his subjects whose leg is tattooed with the words ‘Fuck It’ and is an authentic nod to the sense of nihilism that runs through the book’s pages. “I hope (readers) will get dragged into the journey,” Sibiloni says. “I hope they will see a place which they never imagined existing.”