Los malos hábitos, los vicios y las conductas autodestructivas pueden forman parte de nuestra cotidianidad; desgraciadamente, al ser actividades derivadas de Tanathos, la energía de muerte, tienen la condición de provocar consecuencias negativas tanto en el cuerpo, la psique y el espíritu. Para cambiar estos hábitos no sólo se necesita un poco de Eros, la energía de vida, también elegir un cambio coherente con la escala de valores y un entrenamiento hasta convertirlo en un hábito.
De acuerdo con Patricia Ramírez, colaboradora para El País, “la idea de que podemos ser quien deseemos, practicar nuevos deportes, aprender otras culturas, probar todas las gastronomías, tener otros círculos de amigos, convierte una vida estancada en otra más rica en oportunidades y variedad.” Basándonos en la teoría neuropsicóloga de que el cerebro es flexible, las personas evolucionamos conforme nuestros procesos neuronales y cognitivos también lo hacen: “La plasticidad cerebral ha demostrado que el cerebro es una esponja, moldeable, y que continuamente vamos reconfigurado nuestro mapa cerebral.”
De modo que el interés propio por cambiar un hábito, genera actitud y motivación para salir de la zona de confort; lo cual, a su vez, promueve una reorganización neuronal que facilita el cambio a un mediano y largo plazo. Si bien esta teoría es contraria a lo que actualmente la sociedad espera en la inmediatez, el hábito requiere indudablemente un espacio geográfico y temporal suficiente para producirse y “educar” al cerebro a repetirlo sin dudar.
Para lograrlo, los científicos se apoyan en la neurogénesis, el proceso en que se generan nuevas neuronas; el cual retrasa el envejecimiento cerebral y físico. Actividades como el ejercicio promueven la neurogénesis, promoviendo beneficios emocionales como el bienestar y la disminución de la ansiedad. En otras palabras, la actividad física mejora la decisión de las células madres, dando lugar a la aparición de nuevas células nerviosas. Otras actividades como la medicación, la dieta balanceada y el sexo, ayudan a la formación de nuevas neuronas.
Existen teorías de que la formación de un hábito, y por tanto la creación de nuevas neuronas, tarda entre 21 y 66 días; la realidad es que depende de la insistencia, la perseverancia y el interés para mantener el hábito realizándose. Para ello se necesita lo siguiente:
– Un objetivo que requiera un proyecto. Enfocar la mente hacia un objetivo, como dejar de fumar, ayuda a desarrollar un plan a mediano plazo, como en el periodo de un mes.
– Considerar cuál es la meta. Para ello realiza las siguientes preguntas: ¿qué quiero?, ¿para qué?, ¿con qué lo voy a lograr –valores, actitudes, fortalezas–?
– Encontrar un tiempo y espacio en la agenda y la rutina.
– Darle prioridad en la cotidianidad.
– Empezar en el momento. Cualquier día es bueno para cumplir los objetivos, y qué mejor inicio que hoy mismo.
– Pasión. Emocionarse por el proyecto generará pasión para alcanzar el objetivo; de alguna manera esto promoverá una mejor vida personal o profesional.
– Disciplina. Implica sacrificios y prácticas diarias. Se trata de una manera de mostrar respeto a uno mismo.
Imagen: Bruce Davidson