WEIL FUE UNA DE LAS GRANDES MENTES DEL SIGLO XX, Y PARTE DE SU GRAN LOGRO INTELECTUAL SE DEBE SIN DUDA A SU VOLUNTAD Y A SU PRAGMATISMO AL LIDIAR CON LAS ACTIVIDADES Y LAS EMOCIONES COTIDIANAS.
Simone Weil fue una de las grandes figuras intelectuales del siglo XX, una extraordinaria escritora, mística, activista social y política. Aunque cuando murió tenía sólo 34 años, había aprendido sánscrito, griego antiguo y otros idiomas, había apilado una importante obra literaria y había ganado influencia con los más importantes políticos de su tiempo, incluyendo a Charles de Gaulle. Camus dijo de ella: «es el único gran espíritu de nuestro tiempo». El idealismo de Weil y su capacidad de vivir para los demás y manifestar amor en el mundo fue notado por muchos de sus contemporáneos y es por estas virtudes que sus palabras en este caso nos parecen relevantes. El sitio Brain Pickings ha compilado frases de los cuadernos de Weil sobre la disciplina y la resistencia a la pereza, a la procrastinación y demás tentaciones. Se puede decir sin lugar a dudas que Weil emergió victoriosa en la lucha con los demonios cotidianos de la mente.
Un ejemplo de la vitalidad y la voluntad de Weil es el hecho de que en 1933, a los 24 años, se ausentó 1 año de su puesto de maestra para trabajar de manera incógnita en una fábrica ensamblando autos con el fin de entender la lucha social. Después de este trabajo Weil escribió un famoso cuaderno de pensamientos, de donde se recogen estos puntos. Es de notarse que a los 24 años Weil ya había encontrado una fuerza de voluntad y un pragmatismo extraordinarios.
1. La tentación de la desidia
Nunca te sometas al flujo del tiempo. Nunca postergues lo que has decidido hacer.
2. La tentación de la vida interna
Lidia sólo con esas dificultades que te confrontan actualmente. Deja que se manifiesten solamente aquellos sentimientos que te hacen más efectivo o, también, que son requeridos por el pensamiento en función de encontrar inspiración. Corta implacablemente todo lo que sea imaginario en los sentimientos.
3. Tentación de autoinmolación
Subordina a los asuntos externos y a las personas todo lo que sea subjetivo, menos el sujeto mismo –esto es, tu propio juicio. Nunca prometas y nunca des a alguien más de lo que tu mismo exigirías de ti mismo si fueras él.
4. La tentación de la cobardía
Ilusión de que el tiempo, en sí mismo, traerá valentía y energía… de hecho, es usualmente lo contrario lo que ocurre (sopor). Dite a ti misma: ¿Y si fuera a permanecer como estoy en este momento siempre? Nunca pospongas algo indefinidamente, sólo a un tiempo definitivo fijo. Intenta hacer esto incluso cuando es imposible (dolores de cabeza…).
Ejercicios: decide hacer algo, no importa qué, y hazlo siempre a la misma hora.
Vives en un sueño. Estás aguardando empezar a vivir.
5. La voluntad
No es difícil hacer cualquier cosa cuando uno está inspirado por la clara percepción del deber. Lo que es difícil es hacerlo cuando uno está sufriendo y esta clara percepción se desvanece, y todo lo que queda es la conciencia de un sufrimiento que es imposible de soportar. Pero lo contrario también es cierto: en en el momento de tomar una decisión, el deber está presente y el sufrimiento se encuentra distante. La voluntad no podría triunfar si tuviera que luchar contra fuerzas más poderosas que ella misma. Todo el arte del querer consiste en tomar ventaja del momento, antes que la lucha comience, para tomar la delantera y asegurarse de que cuando llegue la debilidad uno estará en la posición que uno desea.