NO SE TRATA DE BLOQUEAR, O NEGAR, SIMPLEMENTE DE VOLVER A TI MISMO A TRAVÉS DE TU PRESENCIA.
El alemán Eckhart Tolle ha sido calificado como uno de los autores espirituales más influyentes de la época. Más allá de ser un escritor de autosuperación, su historia es realmente extraordinaria. Luego de un sombrío periodo de depresión y de estar casi al punto de suicidarse, Tolle vivió una especie de reencantamiento, abandonó su tesis, y se convirtió en un vagabundo, durmiendo en las calles, pero en un estado placentero, de paz.
Después se mudó a Canadá y comenzó a escribir sobre el enorme poder del presente. Al estar en el presente estamos más desapegados del ego, estamos viviendo, experimentando, desde el ser en el instante y mucho menos desde la idea que tenemos de nosotros mismos.
Bajo este criterio, ha escrito libros y ensayos muy exitosos sobre ello como El Poder del Ahora, Un nuevo mundo, ahora, El Silencio habla y Practicando el poder del ahora. Y, aunque es importante dar sentido a través de la reflexión sobre algunos temas esenciales (como el qué es lo verdaderamente valioso en la vida), también es imprescindible practicar el bellísimo poder del ahora, al cual podemos acceder entrenándonos a través de la meditación, por ejemplo.
Para Tolle, más allá de la negación, pues está comprobado que las emociones negativas son también necesarias para la salud mental, y más allá del bloqueo, la mejor manera de sentirte bien es volver al ahora. Cuando uno vuelve al momento presente se libera de la carga de los pensamientos que alimentan las emociones que nos hacen sentir mal, los cuales, por cierto, están altamente ligados al ego. Al volver al presente, la figura del ego se disuelve, y simplemente se es, de esta manera, el presente se nos despliega como posibilidades nuevas, expandidas.
A estas emociones dolorosas (como el enojo) Tolle las denomina como painbody (dolor del cuerpo):
Cuando el ego está amplificado por la emoción del dolor del cuerpo, tiene una enorme fuerza- particularmente en esos momentos. Se requiere de una gran presencia en el ahora para que puedas dar espacio a ese dolor.
Es decir, cuando se vuelve al presente uno da cabida a que esa emoción simplemente pase, de algún modo se le da su espacio, y entonces se le mira desde otra distancia, más lejana, desapegada, ecuánime.
Vía Pijama Surf // Foto: Bruno Dayan