Érase una vez una princesa cuyo nombre era Aurora. Aurora había sido presa de una maldición toda su vida, de la cual sólo el amor romántico podría salvarla. Al cumplir dieciséis años, Aurora cayó dormida. Y un príncipe, enamorado de su aspecto, corrió a salvarla. Pasó numerosas adversidades: sorteó espinas, mató a un dragón…hasta que, finalmente, llegó a palacio. Inclinó su rostro, besó sus labios y…Aurora despertó.
–Hola, bella Aurora, he venido a casarme con vos. Os amo, y he pasado numerosas adversidades para poder pasar mi vida junto a vos. Aceptadme como esposo, os lo suplico.
Aurora, sorprendida, abrió los ojos, y dijo:
–Disculpa, pero, ¿Quién eres? ¿Qué haces en mi casa? ¿¡Me has besado!? ¿¡Cómo voy a casarme contigo si ni siquiera te conozco!? ¡Qué demonios! ¡Si ni siquiera quiero casarme! ¿¡No podrías primero, no sé, al menos…conocerme!?
Oh, sorpresa. Un final distinto para un cuento en el que les protagonistas viven felices para siempre…qué pasa, ¿acaso quiero arruinarles la felicidad? La respuesta es no. Mi único objetivo es, mediante ejemplos, tratar de desmitificar un “amor” completamente tóxico con el cual nadie puede ser realmente feliz. Un amor que se nos ha inculcado desde pequeñes, que se considera correcto cuando en realidad te destruye. El comúnmente llamado AMOR ROMÁNTICO.
¿Por qué el amor romántico es tóxico?
Porque te impone una exclusividad. Porque te exige un grado de sacrificio tan grande que serías capaz de soportar cualquier atentado a tu persona con tal de conseguir este amor perfecto e idealizado. Eso puede destruirte. Traslademos todo esto a la violencia machista. Una chica ama a un chico, está dispuesta a dar la vida por él y a soportar lo que haga falta. Puede justificar cualquier actitud violenta pensando que, con el amor, cambiará. Puede incluso llegar a normalizar esta violencia, y la agresión sexual, pensando que es ”lo normal”, que ese tipo de cosas son ”naturales” en una relación. Es el peligro de no darse cuenta de lo tóxico de esto, es la consecuencia más extrema de entrar en una relación de estas características. Además, el amor romántico se mezcla con la cultura de la violación, se alimentan entre ellos y se hacen más fuertes. No pasaría nada si este modelo de amor no estuviese reforzado por mitos que lo normalizan y lo vuelven algo natural. Estoy segura de que muchos de ellos os sonarán.
Mitos del amor romántico
La media naranja
El hecho de pensar que estás incompleto, y que necesitas a una otra mitad para completarte, para hacer que seas persona y que te sientas feliz. Es un mito, porque no eres media persona, así que, por lo tanto, no necesitas a nadie para completarte. Además, parece lógico pensar que no solo existe una persona en el mundo capaz de llenarte plenamente, sino que hay varias, o muchas, según tus gustos y tu personalidad. Tener pareja no es un requisito indispensable para alcanzar la felicidad, es una elección libre.
Por Esther para Locas del Coño / Foto: Caryn Drexl