Muerte. Fin de la vida. Fin de una etapa.
¿FIN?
Mentira, la muerte no existe.
Cuando hablamos de la muerte podemos referirnos tanto a un estado físico como a un estado anímico.
Pero la muerte como FIN implica simplemente un estado de cambio desconocido. Y este desconocimiento provoca un sentimiento dual de desasosiego o de aceptación.
En la aceptación puede seguir existiendo desasosiego, pero este miedo en sí no es negativo, forma parte de la vida. Lo único que si es excesivo ralentiza o bloquea el movimiento, pero se comprende porque también existe, y todo lo que existe forma parte de la vida. La aceptación con miedo o sin él implica avanzar. Avanzar implica movimiento y el movimiento es necesario tanto en el plano físico humano como energético del alma.
La evolución real no es perfecta, está llena de contradicciones, de imperfecciones, de matices, de energía, de vida, de muerte.
Pero la muerte es un avance. El avance es un paso. Un paso es movimiento. El movimiento es vida.
Por ello, LA MUERTE ES VIDA. LA VIDA ES BELLA. LA MUERTE ES BELLA.
La aceptación de la muerte genera vida. La muerte con vida es energía. Energía transformadora para seguir la evolución.
No nos marchitemos, generemos.
No nos apaguemos.
La energía tiene el poder de transformarse. No la apaguemos.
La materia que muere también genera energía, por lo tanto, como diría Einstein, la materia no existe. Toda materia se origina y existe sólo en virtud de una fuerza que hace vibrar las partículas de un átomo y las mantiene unidas. Vibración.
La vida sigue, y no somos el centro del Universo, pero sí que formamos parte de él, y cada uno de nosotros, cada energía es importante para no desestabilizarlo.
Cada uno de nosotros en nuestro microcosmos influimos en el macrocosmos.
¿Vamos entendiendo un poco más por qué la muerte como punto final no existe?
Por Tony Malony · Plaza de La Verge del Miracle, 2-1. Palma. Tel. (+34) 652 868 074 · www.tonymalony.com