Buenos días desde calle Brossa, llevaba ya más de año y medio en el congelador… me siento como un tupper de lentejas… ayer por la noche unos amigos me pusieron a descongelar y me ordenaron dar la chapa again sobre mi rincón favorito de la ciudad de los «guiris» con helado y los tobillos al aire en enero, y como la verdad es que me congelaron en Brossa, y apenas si conozco un par de calles más que la rodean… pues eso… la cuesta de los «llonguets» modernos es mi lugar.
El territorio brossiano no ha cambiado mucho en todo éste tiempo, todavía puedes ir tiraparriba o tirapabajo, comprarte un bazooka vintage en B25, unos trapitos molones al amo del estail y alcalde bonico del sombrerete y la vespica azul turquesa en Piel de Gallina y salir hecho un pincel, tomarte un bocata de trampó en el Bar Savoy, cascarte unas birras modernas en el Guirigall, pillarle unas zapasquetecagas al tipo del musicón de la parte baja en Pasatiempos, comprarte un vestidito monismo a juego con el bazooka en The Closet, tatuarte un brazo con lo que se lleva ahora y el otro dejarlo para lo que se llevará mañana y tal en Lucky13… hacerte un peinado moderno rapadico por los costados y eso… mola más que Galerías Preciados y el Pryca juntos… lástima que ya no vendan penes… las monjas han dejado de pasar… es todo muy raro… me han dicho que hasta hay jevis en el Govern… Maemía…
El Cronista Brossiano
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