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Tenzin Palmo, la monja budista que vivió 12 años en una cueva

TENZIN PALMO HA REALIZADO UN PROFUNDO CAMINO DENTRO DE LAS ENSEÑANZAS BUDISTAS, SIRVIENDO COMO INSPIRACIÓN A MUJERES DE TODO EL MUNDO

Tenzin Palmo creció en Londres (en ese entonces se llamaba Diane Perry) y pese a que tenía una familia muy agradable, un trabajo como bibliotecaria y en general todo estaba bien, sentía una urgencia de viajar, de abandonar la ciudad «e ir a donde realmente pertenecía». Desde niña se interesó en religiones, desde el cristianismo hasta el hinduismo, hasta que a los 18 años encontró un libro sobre el budismo. Palmo cuenta que lo que le llamó la atención era que en el budismo no se hablaba de un dios creador. Tan sólo con leer el libro, reveló a su madre: «Soy budista». Sin más, a los 20 años partió a la India. A los 21 conoció a su gurú y 3 años después se convirtió en una monja, una bhiksuni.

En el monasterio en la India se enfrentó con la dificultad de de ser la única occidental y la única mujer en una comunidad monástica totalmente masculina. La sensación de frustración por haber encarnado en una forma inferior que le era transmitida en el monasterio fue aliviada cuando su gurú, Khamtrul Rinpoche, le dijo que se fuera a practicar a las montañas en la región de Lahaul. Ahí había un monasterio, pero era ruidoso. Entonces Palmo descubrió que había una cueva en las que se podía practicar.

«Gente del ejército vendrá a violarte», me advirtieron. «Para el momento en el que suban ahí, estarán exhaustos», les dije. Los invitaré a tomar té. Dijeron que habían fantasmas, que me moriría de frío. Pero le explique la situación a mi gurú y me dijo que si la cueva miraba hacia el sur y estaba suficientemente seca todo saldría bien. Desde ese punto dejé de preocuparme. Después de todo, por siglos, cientos de ermitaños han hecho exactamente lo mismo.

Tenzin empezó a vivir en la cueva a los 33 años. Vivió ahí, entre temperaturas menores a los -35°C la mayor parte del año, unos 12 años. Se construyó una pared para aislarla en el invierno. Cultivaba papas y nabos en un pequeño jardín afuera de la cueva. Dormía sentada, como se instruye en las prácticas budistas monásticas, disolviendo la división entre sueño y vigilia en un contínuum meditativo. Durante 9 años iba al monasterio en el verano para obtener provisiones y escuchar enseñanzas, pero después de esto se preparó para un retiro de 3 años en completo aislamiento.

Una vez hubo una gran tormenta que no dejó de nevar por 7 días y siete noches, la nieve cubría la puerta y la ventana y la cueva entera estaba sumida en total oscuridad. Pensé: «Este es el final». En retrospectiva me asombra que no sentí claustrofobia. Me sentía perfectamente calmada y resignada. Y luego escuche una voz: «Cava una salida». Usé una olla para hacer un túnel. Me tomó 1 o 2 horas y lo hice tres veces, pero viví para contarlo.

Los tibetanos tienen un dicho «Si estas enfermo estás enfermo; si te mueres te mueres». Todos nos vamos a morir, así que qué mejor que morir en un retiro. La mayoría de las personas se preocupan demasiado incluso cuando las cosas no han sucedido aún; se perturban por escenarios que podrían suceder algún día. El retiro me ayudó a desarrollar recursos internos y confianza: aprendes que, generalmente, de cualquier manera logras lidiar con lo que sucede.

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Salió del retiro en la cueva de nieve 3 años después, cuando un policía llamó a su puerta vehementemente con un documento que anunciaba que había estado 3 años ilegalmente en el país. Entonces viajó a Italia. Su naturaleza era vivir en retiro, dedicada completamente al dharma. «Para mí, el retiro es como inhalar; es lo que nací para hacer en la vida» (Tenzin ha dicho que el mejor lugar del mundo es una caja de meditación en una cueva). Sin embargo, el budismo mahayana (el vehículo del bodhisattva) y el vajrayana (el tantra budista al cual fue ordenada) sostienen la importancia de la actividad compasiva en la meditación pero también en el mundo, actuando para el beneficio de todos los seres. Es por ello que actualmente Jetsunma (ha recibido un título de honor) Tenzin Palmo viaja por todo el mundo dando cursos y conferencias, pero más importante aún, ha fundado el convento Dongyu Gatsal Ling en la India, en el cual se entrena a mujeres en el sendero budista, lo cual constituye un verdadero hito, una pequeña revolución en el seno budista. Sin embargo, ella misma señala que no le gusta este estilo de vida y planea próximamente retirarse a su monasterio para permanecer en retiro.

Del este de Londres a los Himalayas, con gran realización, Palmo es una inspiración para las mujeres de todo el mundo y practicantes de cualquier sexo que emprenden un camino espiritual, especialmente mostrando la importancia y el poder de la dedicación y la devoción. Haciendo eco de Tara, la gran deidad bodhisattva del budismo, Tenzin ha hecho un voto para alcanzar la iluminación en la forma femenina, no importa cuántas vidas le tome. Tara, según las leyendas, había elegido reencarnar siempre en la forma femenina para liberar a los seres del océano de sufrimiento que es el samsara. Tal vez Tenzin Palmo sea una emanación de Tara.

Con información de Cave in the Snow: A Western Woman’s Quest for Enlightment

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