En promedio una persona llega a pasar 608 horas al año en distintas redes sociales, tiempo más que suficiente para leer una buena cantidad de libros.
Hasta la fecha, los libros tienen un prestigio propio, una suma de cualidades que les otorga cierta aura de singularidad frente a otros medios de conocimiento. Los libros condensan experiencias de vida que sólo son accesibles bajo ese formato y que sólo al leer podemos aprovecharlas. Esa, en buena medida, es la razón decisiva y auténtica para leer: porque en los libros encontramos una posibilidad de desarrollo que no se encuentra en ningún otro lugar. Desde esa perspectiva, todas las recomendaciones que se hacen para leer más tienen sentido, si bien en muchas ocasiones se olvida hacer explícita dicha ventaja.
Con todo, no menos cierto es que en la forma de vida contemporánea parece que cada vez hay menos tiempo para leer libros. Y no porque no leamos, pues en realidad leemos continuamente (mensajes, artículos web, etc.), sino simplemente porque la lectura de libros requiere de otras prácticas: cierto grado de paciencia, una forma más pausada y paciente de experimentar el tiempo, cierta sensibilidad y otros rasgos que no tenemos del todo cultivados en nuestra época.
En este sentido, recuperamos ahora un sencillo cálculo realizado recientemente en el sitio Quartz a propósito del tiempo que se dedica en promedio a las redes sociales y si este mismo podría ser empleado en leer.
En sus números, una persona lee entre 200 y 400 palabras por minuto y, por otro lado, un libro de lo que en el mercado anglosajón se conoce como de “no ficción” (ensayos, estudios, biografías, etc.), tiene aproximadamente 50 mil palabras. A partir de esto se tiene que:
200 libros x 50 mil palabras = 10 millones de palabras
10 millones de palabras / 400 palabras por minuto = 25 mil minutos
25 mil minutos / 60 = 417 horas
417 horas en un año para leer 200 libros
Ahora bien, como dice Charles Chu, este número parece no decir mucho. 417 horas en un año parece un período asequible, para nada extraordinario, pero al mismo tiempo un tanto vacío o insignificante.
No así, sin embargo, cuando se le compara con un par de elocuentes datos: el estadounidense promedio pasa 608 horas al año en redes sociales y mil 642 horas por año viendo televisión. Esto es, 2 mil 250 horas o, dicho de otro modo, aproximadamente el mismo tiempo que se podría emplear en leer más de mil libros. Aunque puede ser un poco un tanto neurótico, tú puedes hacer tu cálculo personal: haz un cálculo aproximado de cuánto de tu día empleas en Facebook, Instagram, Twitter, YouTube e incluso WhatssApp.
El asunto, claro, no termina aquí, pues una cosa es saber que se tiene tiempo para hacer algo y otra muy distinta hacerlo.
¿Quieres leer más? Lo más sencillo que podemos decirte es que comiences a hacerlo y ya. Si no tienes el hábito, puedes comenzar con libros sencillos –novelas policíacas, cuentos de terror, ensayos sobre un tema que te apasione– y, anímicamente, no desesperarte. Como todo ejercicio, la constancia es la clave. Y si ya has sido lector y sólo por desidia o negligencia pasas más tiempo en Facebook que leyendo un libro, lo único que podemos decirte es que quizá podrías tomar conciencia de ello para retomar una práctica mucho más provechosa para tu vida.
Después de todo, obras como Crimen y castigo, los cuentos de Borges, la poesía de Wis?awa Szymborska o El banquete no se encuentran en un post de Facebook.
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