NI SIQUIERA EL SACROSANTO ESPACIO DE TUS SUEÑOS ESTÁ A SALVO DE LA INVASIÓN FEROZ DEL CAPITALISMO Y EL DESEO DE PROGRAMAR TUS CONDUCTAS DE CONSUMO
Existe una lucha por poblar el espacio con mensajes que conducen la percepción hacia ciertos comportamientos. Esto fue algo que caracterizó al siglo XX: la invasión de la publicidad con su propaganda de consumo en las grandes ciudades de todo el mundo. El espacio mediático fue evidentemente también cooptado por las marcas y más tarde el espacio digital. Mientras esto ocurría muchas personas intentaron rehuir lo que veían como una forma de contaminación, una especie de arma infecciosa que buscaba insertar su virus en la mente del espectador. Surgió el contenido por demanda y los ad-blockers, pero las marcas aun así siguieron burlando obstáculos para penetrar cada vez más profundo en la psique de las masas. James B. Twitchell escribió: «La verdadera cuestión no es: ¿cuantos anuncios vemos? La cuestión es: ¿Cómo le hacemos para no ver ningún anuncio? Y la respuesta es: vete a dormir».
Este es el escenario en el que nos encontramos, al borde de una nueva revolución tecnológica que incluirá la realidad virtual y la fusión de aparatos tecnológicos con el cuerpo humano. Como sugiere Studio Smack en su pieza Branded Dreams, en su ambición por violar el único refugio (si acaso resta algo aún puro, ya que la vigilia invadida por imágenes publicitarias hace olas oníricas) que tiene el ser humano de la publicidad, las marcas desarrollarán en un futuro cercano técnicas para poblar los sueños de los consumidores, donde podrán ser aún más radicales en sus pautas, acaso insertando claves en el inconsciente para que luego florezcan en la vigilia.
Se avecinan guerras subliminales, estrategias de infiltración psicodélica, 5-MeO-Dmt-Coca-Cola, cetáceos burocráticos que extienden sus tentáculos en pulsos REM, activaciones BTL en mundos oníricos submarinos…
Las marcas buscarán no sólo insertar su logo, sino también modificar las conductas para motivar el consumo. Una batalla de programación mental. Este distópico escenario concibe incluso sueños infectados por marcas, quizás diseminando paquetes oníricos por las frecuencias de nuestros aparatos.
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¿Cómo lo harán? Existen diferentes alternativas: podrían utilizar la incipiente rama del neuromarketing, el biohacking y por supuesto a través de aparatos de realidad virtual y realidad aumentada que en un futuro utilizarán aparatos de estimulación craneal, quizás hasta el nivel de activar neuronas individuales (véase por ejemplo el caso de la neurona Jennifer Aniston). ¿Quién podrá mantener la virginidad en sus sueños y librarse de la voraz ambición del capitalismo?