SI TU VIDA TRANSCURRE EN EL TRABAJO, QUIZÁ SEA MOMENTO DE HACER UNA PAUSA PARA REFLEXIONAR AL RESPECTO.
El trabajo es parte de la vida, más o menos inevitablemente, pero ello no quiere decir que se convierta en tu vida, al menos no en el sentido en que termine por sofocarte y negarte la posibilidad de hacer otras cosas. Trabajar es necesario, pero también ver a los amigos, sostener una relación amorosa, cuidar de la familia, atender la salud propia, preocuparnos por nuestro entorno inmediato y mediato y más.
Hace unos días, Bernard Marr publicó a través de linkedin, la red social enfocada en los vínculos laborales, un interesante listado sobre las cosas que, con cierta frecuencia, muchas personas dejan de lado por favorecer su trabajo –paradójicamente, cosas tan importantes como su propia felicidad.
1. La vida es corta
Esta es la lección más elemental, la más obvia y sin embargo también la más postergada. Aunque sabemos que nuestro tiempo de vida es no sólo limitado, sino también breve, vivimos como si no fuera así, como si de verdad fuéramos a tener tiempo para trabajar y después para vivir y disfrutar. ¿Y si no? ¿Y si tu tiempo de vida se agota sin que nunca hayas vivido de verdad?
2. Los vínculos importan
Para algunos el trabajo se traduce en aislamiento. El tiempo que dedican a actividades laborales es tanto, que descuidan al menos un aspecto vital importantísimo: las relaciones personales. ¿Te imaginas que, a la vuelta de los años, te levantes de tu escritorio y no tengas con quién compartir tu vida?
3. No vale la pena perder la salud persiguiendo el éxito, la fama o la riqueza
Como sabían los antiguos, el dinero, la fama o el éxito son como fantasmas en pos de los cuales uno puede ir sin alcanzarlos, y desperdiciar la vida en ello. Trabajar más tiempo del humanamente saludable no vale la pena si a cambio pierdes tu bienestar.
4. Lo mejor de tu vida no transcurrirá a través de una pantalla
Por siglos, el ser humano evolucionó gracias al contacto entre semejantes, a la empatía, al cuidado de los demás y a la capacidad de ofrecer afecto. Sólo recientemente hemos sido seducidos por el brillo de las pantallas, el cual nos hace creer que la vida transcurre entre circuitos y paquetes de información. Pero si lo piensas un poco, aquello significativo de tu existencia nada tiene que ver con un dispositivo electrónico.
5. Nunca renuncies a aprender
Quizá esto suena como un lugar común, pero no por ello es menos falso. El aprendizaje nos mantiene en contacto con el mundo, además, desde una posición al mismo tiempo humilde y ambiciosa, pues al aprender reconocemos que la vida está agotada para nosotros.
6. Diversifica
El mundo es más vasto de lo que la estrechez de nuestro campo visual nos hace creer. Mirar hacia nuevos horizontes casi siempre tiene como consecuencia una ganancia.
7. Nadie consigue nada solo
Por más que el discurso del “self-made man” nos haga creer que basta nuestro esfuerzo y nuestra voluntad para ganar un millón de dólares, lo cierto es que, de nuevo, siglos y siglos de historia demuestran lo contrario. La fuerza de una idea, un proyecto, una compañía, un país, etc., está determinada, en buena medida, por el esfuerzo colectivo que la sostiene. Existen liderazgos, creatividad, empeño, y eso sin duda tienen un marcado cariz individual, pero los cuales no llegan lejos sin la solidaridad de otros.
8. Preocuparse no soluciona nada
La angustia, la ansiedad, el temor sólo nos mantienen en el mismo lugar en donde esas emociones se originaron. Si quieres hacer algo por acallarlas, es necesario moverse, hacer algo, ocuparte de aquello que las está causando, no sólo preocuparte.
9. El fracaso no existe
En esta época en que la dicotomía entre éxito y fracaso está tan presente, todo “fracaso” se vive como una especie de non plus ultra, un punto final de la vida después del cual ya no se puede hacer nada, sin importar en qué momento de la existencia nos encontremos. Nada más falso. El “fracaso” es el resultado de una suma de circunstancias en las que no siempre la voluntad personal es la más importante. A veces sí, pero no siempre, y en cualquier caso no es el fin de la existencia.
10. La felicidad es un camino, no un destino
Esta es una frase que de tan usada podría parecer que ha perdido sentido, pero la verdad es que este se mantiene. ¿Cuántas personas viven pensando que mañana, dentro de un año o dentro de 10 o 40 finalmente tendrán todo lo necesario para ser felices? Si no puedes ser feliz ahora, con lo que tienes, muy posiblemente tampoco lo serás mañana, cuando tampoco tengas lo que creías que te haría feliz.