EL GUIONISTA CHARLIE KAUFMAN SE DIRIGIÓ A SUS COLEGAS CON UN EXTRAORDINARIO DISCURSO SOBRE EL LUGAR DEL OFICIO DEL GUIONISTA EN LA CULTURA ACTUAL
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Charlie Kaufman es uno de los guionistas más experimentados de Hollywood por trabajos como Being John Malkovich, Her, Synecdoche: New York y a últimas fechas la encantadora Anomalisa, lo que le ha valido el reconocimiento de críticos de cine y colegas (aunque no tanto del público masivo) y le ha granjeado premios de la academia por películas como Eternal Sunshine of the Spotless Mind. Durante la entrega de los premios BAFTA en 2011, el inteligente y casi cínico Kaufman logró una peripecia asociativa al conectar una extraña enfermedad que afecta a las hormigas y las transforma en zombis con el estado actual de la cultura de consumo. A continuación una transcripción del discurso de Kaufman:
Como seguramente saben, existe un hongo llamado Cordyceps unilateralis. Infecta el cerebro de las hormigas carpintero y las convierte en esclavos zombis. Lo que ocurre es que las hormigas bajan de las ramas, se acercan al suelo del bosque, se aferran a las hojas y luego mueren, convirtiéndose en una fuente de alimento para el hongo. Eventualmente la posición de las hormigas sirve para que la espora crezca a partir de la cabeza de éstas y se disemine sobre otras hormigas.
Lo que me fascina de esto es que la hormiga actúa involuntariamente en contra de sus propios intereses y de los de sus compañeras hormigas, al transformarse en una herramienta del hongo. Creo que un sistema similar ha evolucionado en nuestra cultura: gente de todo el mundo pasa interminables horas de su vida alimentándose de la industria del entretenimiento en forma de películas, programas de televisión, periódicos, videos de YouTube, el Internet, y es una locura pensar que todo esto no altera nuestro cerebro. Del mismo modo, es una locura creer que está distracción masiva y manipulación no son convenientes para la gente que está a cargo.
Nuestra cultura es marketing, ¿y qué es marketing?: tratar de hacer que la gente haga lo que quieres que hagan. Es lo que mueve nuestra cultura de consumo. Es lo que mueve nuestra política. Es lo que mueve nuestro oficio. Es un enorme problema porque el negocio en el que me encuentro es el mismo en el que se encuentran los políticos y las corporaciones: es el negocio de vender algo que es importante para ellos disfrazándolo de algo que es importante para ustedes. Y no creo que sea simbiótico: hasta dónde soy capaz de entender, las hormigas carpintero no se benefician en absoluto.
Nosotros no somos la audiencia pasiva de este gran juego del poder masivo, y no debemos serlo. Podemos decir quiénes somos. Podemos afirmar nuestro derecho a la existencia. Podemos decirle a la policía y a los estafadores que podemos pensar y realmente pensamos en quiénes somos, y vamos a expresarnos, y de esta forma otras personas no se sentirán tan solas. Necesitamos entender que esa no es la realidad, sino una serie de decisiones que debemos tomar para evitar que otros las tomen por nosotros. Así que mi opinión de las hormigas carpintero es que necesito entender lo mejor posible a mi propio ser-de-hormiga-carpintero antes de diseminar inconscientemente las esporas de mis amos. A mí también me gusta esa línea.