Cuando pensamos en un lugar utópico para vivir, muchos tal vez imaginan paisajes naturales, playas paradisíacas, bosques que parecen encantados o lugares ocultos en las montañas. Pero, para otros, el destino utópico sería, simplemente, una ciudad en la que todas las culturas del mundo convivan en paz. Este lugar de ensueños existe: se trata de Auroville, una ciudad india fundada en 1968 al amparo de la UNESCO como ciudad internacional, en la que todos los movimientos culturales y ONG que desean hacer del mundo un lugar mejor pueden sumarse a convivir de forma pacífica y en armonía.
Auroville está situada en la India meridional, a unos 150 kilómetros al sur de Chenai (Madrás) y a unos 10 km al norte de Pondicherry. Esta ciudad tiene muchas particularidades: allí no se intercambia dinero, sino que todo se consigue por medio de canjes, y además no hay un sistema político convencional. Tampoco hay religiones y sin embargo sus habitantes, pertenecientes a más de 50 nacionalidades y culturas diferentes, viven en completa paz. En Auroville el reciclaje es un hábito de todos los días, las construcciones son completamente sustentable, y además, sorprendentes. Apuestan a una arquitectura experimental en la que esperan encontrar cada día nuevos modelos que puedan replicarse por el mundo, y que permitan un uso eficiente de las energías renovables. Esta ciudad fue ideada y fundada por una mujer, Mirra Alfassa, conocida como «La Madre». Ella tenía una clara idea de cómo debía ser una ciudad:
«Debería haber en la Tierra un lugar que ninguna nación pudiese reclamar como suyo; donde todo ser humano de buena voluntad que tuviera una aspiración sincera pudiera vivir libre como ciudadano del mundo obedeciendo a una sola autoridad, la de la suprema verdad; un lugar de paz, de concordia y de armonía donde todo instinto de lucha en el hombre fuera usado exclusivamente para vencer la causa de sus sufrimientos y sus miserias, para superar sus debilidades y su ignorancia, y para triunfar sobre sus limitaciones y sus incapacidades; un lugar donde las necesidades del espíritu y el interés de progreso prevalecieran sobre la satisfacción de los deseos y las pasiones o la búsqueda de placeres y el goce material».