El Museo de Orsay se negó a pronunciarse sobre la polémica intervención de la luxemburguesa Deborah de Robertis en una de sus salas.
El Museo de Orsay se negó este jueves a pronunciarse sobre la polémica intervención de la artista luxemburguesa Deborah de Robertis, que la semana pasada recreó en persona en una de sus salas y sin autorización el cuadro de Gustave Courbet El origen del mundo.
Con un vestido corto de lentejuelas doradas y sin ropa interior, De Robertis se sentó ante la famosa obra, abrió las piernas y, con ayuda de sus manos, mostró su sexo a los visitantes durante varios minutos. Los trabajadores de ese centro, según se puede ver en el vídeo colgado por la artista en internet, se interpusieron entre ella y el público para obstaculizar la visión y, sin forzarla físicamente a interrumpir el espectáculo, procedieron a desalojar la sala. El Museo indicó que no va a pronunciarse sobre lo sucedido, que acaparó miradas sorprendidas pero también aplausos entre quienes el pasado jueves se cruzaron con ella.
«Mi obra -bautizada Espejo del origen- no refleja el sexo, sino el ojo del sexo, el agujero negro. Mantuve mi sexo abierto con las dos manos para revelarlo, para mostrar lo que no se ve en el cuadro original», apuntó la artista al diario Le Monde. No es la primera vez, según dice, que recrea ese cuadro en el museo parisino, donde hace un mes también desnudó parte de su cuerpo para que un fotógrafo que la acompañaba le hiciera una foto. «Actúo con mucha naturalidad, lo que hace que incluso cuando hay vigilantes a veces no digan nada. Lo ven como algo que no es chocante. Intento siempre transmitir algo muy puro», concluye la artista, que acompaña el vídeo de su último espectáculo con la música del Ave María de Schubert de fondo.
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