UN ESTUDIO DEMUESTRA QUE MIENTRAS MÁS COMPROMETIDO Y SATISFECHO SE SIENTE UN EMPLEADO CON SU TRABAJO, MÁS PRODUCTIVO SE VUELVE. QUIZÁ LAS COMPAÑÍAS PUEDAN BENEFICIARSE DE INVERTIR EN LA FELICIDAD DE SUS EMPLEADOS
Se está volviendo cada vez más evidente que la forma en la que trabajamos no está funcionando. Si es que tienes la “suerte” de tener un empleo, seguramente éste está acabando lentamente contigo, robándote tu energía y haciéndote sentir un robot más en una interminable línea de producción. Lo que haces no importa; eres una pieza de maquinaria fácilmente reemplazable. Te sientes vacío y aún así estás al pendiente para contestar mails hasta la una de la madrugada.
En The Energy Project, Tony Schwartz y Christine Porath trabajan con organizaciones y sus líderes para mejorar el compromiso de los empleados con su trabajo, haciendo que el trabajo se vuelva significativo para sus propias vidas.
Según un reporte de Gallup, en Estados Unidos sólo 30% de los trabajadores se siente realmente comprometido con su trabajo. Si abrimos un poco el panorama, en una muestra de 142 países sólo 13% de los empleados se siente comprometido y a gusto con su empleo. Pero no hace falta ver más lejos; para la mayoría de nosotros el trabajo es por definición una experiencia degradante, que agota el espíritu y que, además, se está volviendo peor cada día.
Queriendo entender la relación entre compromiso y productividad en el trabajo, The Energy Project se unió a la Harvard Business Review para realizar una encuesta entre más de 12 mil empleados de cuello blanco de distintas empresas.
Al parecer, los empleados se sienten mucho más satisfechos y son más productivos si se cumplen cuatro necesidades básicas:
Renovación física: Los empleados que se toman un pequeño descanso cada 90 minutos reportan un nivel 30% más alto de atención que aquellos que trabajan sin parar durante toda la jornada. También reportan 50% más de capacidad de pensar creativamente y 46% más salud y bienestar. Mientras más horas continuas trabaja la gente, peor se siente y se vuelve menos comprometida.
Sentirse valorado: Sentirse apreciado en el trabajo tiene más impacto en la confianza y seguridad de un empleado que cualquier otro comportamiento que pueda tener con él el líder. Quienes dicen tener un jefe que los apoya más y reconoce más sus esfuerzos, tienen 1.3 veces más de probabilidades de permanecer en la compañía y son 67% más comprometidos.
Capacidad de atención: Para el trabajo es fundamental tener las condiciones para poder dedicar la atención a las tareas más importantes y definir la forma de hacerlas. Sólo 20% de las personas que respondieron dijo ser capaz de concentrarse en una tarea a la vez durante el trabajo y, de aquellos que pueden concentrarse, 50% lo logra porque se sienten más comprometidos.
Tener un propósito: Los empleados que sienten que su trabajo significa algo, que los conecta con algún propósito superior, son más de tres veces más propensos a permanecer en sus organizaciones durante un largo tiempo.
Mientras más efectivamente se cumplen estas cuatro necesidades, más seguro es que los empleados se sientan integrados, satisfechos y menos estresados con su trabajo. Lo que el estudio deja en claro es que realmente impacta al desempeño de una compañía que los empleados estén felices con su trabajo.
Los empleadores lo saben (o al menos la mayoría), pero pocos toman medidas al respecto. ¿Por qué? La respuesta más obvia es que invertir en los empleados (más allá de pagar su salario) no parecía necesario hasta ahora. Y es que a pesar de no estar del todo cómodos, los trabajadores normalmente cumplían con sus tareas. Sin embargo, cada vez más los empleados son conscientes de las terribles consecuencias del estrés y de que, en la era digital, el trabajo nunca termina. La inercia es fuerte, pero poco a poco los trabajos han de irse modificando en favor de los empleados y las compañías.
Una parte importante del cambio es confiar en los trabajadores. Parece contraintuitivo para algunos empleadores, pero el estudio encontró que los empleados desean tener más flexibilidad acerca de dónde y cuándo trabajar. El miedo de que no se cumpla con las metas si se da más libertad a los trabajadores es claro pero, irónicamente, esta creencia en mantener a los empleados bajo presión alimenta su desconfianza hacia sus empleadores.
Hay pasos muy básicos que una compañía puede tomar para empezar a satisfacer las necesidades de sus empleados. Por ejemplo, crear espacios para ejercitarse o tomar una siesta, o proveer comida saludable gratuita (o a bajo costo) y, sobre todo, crear un espacio para que los empleados puedan tomar su lunch y convivir. También sirve premiar a los líderes que muestran más empatía en vez de autoritarismo, pues la energía de un líder es contagiosa y, cuando los empleados se sienten alentados, su desempeño aumenta significativamente.
Es cierto, las empresas difícilmente cambiarán su trato a los empleados si no ven en ello un beneficio, pero la ciencia está dejando claro que la productividad mejora significativamente mientras mejores son las condiciones de trabajo para los empleados. Sería ingenuo pensar que este conocimiento cambiará las condiciones de explotación en las que se basan muchas compañías, y todavía más ingenuo pensar que esto no tiene un lado oscuro: un empleado feliz puede estar tan inmerso en su nube que no se dará cuenta de la destrucción que el monstruo corporativo al que alimenta deja a su paso.