En Infomag Magazine pensamos que lo mejor sería concienciar, en vez de prohibir. Pero tiempo al tiempo.
¿Deberían prohibirse los móviles en los conciertos? Imagínate esta ridícula situación: estás en el concierto y, justo cuando empiezan a sonar los acordes, la poca gente de tu alrededor que todavía no había sacado el smartphone de su bolsillo lo coge y se dispone a grabar, hacer fotos o enviar un tweet diciendo lo mucho que se está divirtiendo. Seguramente no tengas que imaginártelo, porque ya te habrá pasado en multitud de ocasiones.
Algunos espectadores, sobre todo los más dañados por estas nuevas tecnologías, su instinto más primario de «jovencito confuso» es levantar su teléfono inteligente para tomar una foto o un video.
Las motivaciones para hacerlo son variadas, desde conservar los recuerdos de la experiencia dentro de la permanencia del ámbito digital hasta compartir contenido a los otros «jovencitos confusos» que habitan por las redes sociales. Sin embargo, en los últimos años, los artistas han comenzado lentamente a rechazar estos comportamientos.
Incluso Apple acaba de patentar un sistema que haría que los iPhone dejaran de hacer fotos o grabar vídeo si un intérprete así lo solicitara. El responsable del local en donde transcurriera la actuación solo tendría que pulsar un botón –como el mando de una televisión– y los teléfonos recibirían la orden por rayos infrarrojos.
¿Deberían prohibirse los móviles en los conciertos? Además de mantener la actuación exclusiva para los compradores de entradas, ¿Qué argumentos hay a favor de prohibir los teléfonos móviles en los conciertos? ¿Y hay algo que perder si los teléfonos son forzados a salir?
El argumento de la ‘apreciación del arte’. Obviamente, los artistas han pasado mucho tiempo escribiendo, produciendo y preparando el escenario para sus espectáculos. La mayoría se toma muy en serio su oficio y quiere que el público preste atención a cada detalle de la experiencia a medida que sucede.
Los teléfonos crean barreras para la interacción social. Imagínate dar un discurso o una presentación en una sala llena de gente en la escuela o el trabajo. Ahora imagina que, al mirar a la multitud, todas las personas sacaron su teléfono y te estaban grabando ¡Qué grosero!
No solo sería discordante, sino que cualquier oportunidad de tener un buen contacto visual con la audiencia queda completamente anulada. Estás justo en frente de ellos, pero ellos te miran a través de su pantalla para asegurarse de que todavía estás siendo grabado en el marco.
En una era totalmente ridícula definida por la compulsión de documentar cada uno de los momentos de vigilia, y con muchos «zombies digitales» mirando sus pantallas durante casi la mitad del día, lo menos que pueden hacer es tomarse el tiempo para disfrutar adecuadamente del entretenimiento y hacer caso a Tierno Galván, el alcalde enrollado que pedía a la gente que se colocara en los 80. «Rockeros, el que no este colocado que se coloque…y al loro».
También vale la pena admitir que la experiencia se amplificaría sin los brazos de miles de personas empuñando cuadrados brillantes en nuestra línea de visión.
En el otro extremo están artistas como Radiohead o Richie Hawtin. El quinteto mágico de Oxford anima a sus fans a sacar los teléfonos y retransmitir sus shows a través de Periscope.
Para ello compartieron en Instagram las claves para acceder al Wifi de su concierto en el festival Secret Solstice de Islandia. Por su parte, el DJ canadiense lleva años utilizando una app que permite a los asistentes de sus conciertos saber qué canciones está pinchando en ese mismo momento o emitiendo imágenes exclusivas de la sesión que esté desarrollando.
¿Caen algunos artistas en el snobismo? ¿Nos están haciendo un favor al tratarnos como niños? ¿Es mejor la postura de Radiohead, que no ven los móviles como una molestia, sino como un instrumento que democratiza su arte? Sean cuáles sean las respuestas, mejor guarda el móvil en el bolsillo, que estás incordiando.
¿Deberían prohibirse los móviles en los conciertos?. Por John Headhunter